
Andrés Manuel López Obrador decidió mantener -al menos públicamente- la imparcialidad en la guerra fratricida entre Julio Scherer y Alejandro Gertz Manero. El problema es que la pelea escala, y no parece tener un final pacÃfico. Al contrario, de un lado y del otro, esperan que las agresiones se agraven en las próximas semanas.
La resolución de la Suprema Corte fue un durÃsimo golpe para Gertz. Su sobrina polÃtica saldrá de forma inmediata en libertad, después de un proceso que -ya quedó oficialmente claro- estuvo armado con malicia. Los ministros rechazaron de plano que Laura Morán -hoy con 95 años- y su hija Alejandra Cuevas hayan tenido algún grado de responsabilidad en la muerte de Federico Gertz Manero, hermano del fiscal.
Por el contrario, expusieron que la orden de prisión conseguida por una jueza de distrito de la Ciudad de México se armó bajo graves errores procesales, como la fabricación de una figura inexistente en materia penal: la idea del "garante accesorio".
El problema es que todos descuentan que ahora vendrá la represalia del Fiscal, que espera poder meter en prisión a los "abogados de Scherer", que finalmente enfrentarán audiencia presencial el próximo 7 de abril, después de dos postergaciones.
Alrededor de esa audiencia hay ya datos que circulan en el cÃrculo y que preocupan a varios poderosos. Por ejemplo, las cartas de puño y letra que estarÃa escribiendo Juan Araujo, el principal apuntado por Gertz. AllÃ, dicen, estarÃa explicando en detalle todo lo sucedido. ¿SerÃa la forma de evitar futuras presiones a cambio de un criterio de oportunidad?
Gertz enfrenta, además, otro frente de tormenta. José LuÃs González Alcántara pondrá a consideración de sus compañeros ministros la posibilidad de atraer a la Corte otro caso polémico: la causa de los Jenkins, que reabrió de forma dudosa el subprocurador Juan Ramos.
De lograr ese movimiento, Gertz quedarÃa expuesto a otro eventual revés ante la Corte. Un Fiscal que potencialmente quedarÃa cuestionado por las irregularidades con las que avanza en casos que, a la postre, tienen conflictos de interés.
Mientras tanto, en Palacio Nacional sacan cuentas. Para quitar a Gertz, el Presidente deberÃa solicitar la remoción al Senado. Nadie más puede removerlo, salvo la propia renuncia de Gertz. Si AMLO tomara esa decisión, el Senado tendrÃa 10 dÃas para objetar -con mayorÃa simple de los presentes- la solicitud de Palacio Nacional. ¿ConseguirÃa Gertz 64 votos a su favor?
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