Algo rarísimo ocurrió. Casi como cuando mandas un correo, terminas de apuntar el "saludos cordiales", das "enviar" y te das cuenta que no se adjuntó el documento importante, así la Secretaría de Hacienda reconoció que hubo "un lamentable error" en la asignación del presupuesto de las universidades públicas.
"La Subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informa que, por un lamentable error, el presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional salieron disminuidos en el Presupuesto de Egresos de la Federación que se entregó hoy al Congreso de la Unión", comunicó la Secretaría a cargo de Rogelio Ramírez de la O.
Y continuó: "Hacienda precisa que ya se está trabajando con la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados para asegurar que ambas instituciones educativas tengan un aumento respecto al año anterior de 3.5 por ciento, como fue la instrucción de la presidenta de la República, desde la elaboración del mismo".
Pero todo indica que no hubo tal error y se trató del viejo truco de "si pasa, pasa". De hecho, el presupuesto previsto para la Unam si mantiene un ajuste de gastos porque no contempla una cabal actualización según la inflación.
Ramírez de la O admitió que recortes a la UNAM y al IPN fueron "un error" y corrige
Al menos así lo asegura el rector Leonardo Vanegas Lomelí a sus cercanos sobre esos casi 5 mil millones de pesos que les planteaban recortar en 2025 y que al final se quedarán en la máxima casa de estudios sumando poco más de 50 mil millones de pesos, cifra que recibió en 2024. El contraste es radical: se esperaba más de una presidenta que vivió y creció académicamente en la UNAM.
Lomelí, que llegó al cargo hace un año con los números rojos que le entregó Enrique Graue Wiechers, buscaba un aumento para la UNAM para áreas como investigación, ciencia y tecnología, los rubros que presume la actual administración federal como prioridad y que con López Obrador se atascaron en la oficina de María Elena Álvarez-Buylla. Aun cuando Rosaura Ruiz es conciliadora, no deja de ser una excompetidora por la rectoría de la UNAM que al final le ganó ampliamente Leonardo Lomelí.
Y es precisamente al Conahcyt, al que Claudia Sheinbaum elevó al grado de Secretaría de Estado, al que Lomelí responsabiliza del golpe presupuestario de la 4T a las universidades públicas. Inclusive para la Universidad Autónoma de México (UAM), no hubo ajuste: la reducción del 14% que entregó Hacienda a Diputados se mantuvo pese a la corrección al Poli y a la UNAM.
Los poco más de 33 mil millones de pesos que recibió en 2024 el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías pudieron seguir beneficiando con becas o subsidios a proyectos de la Universidad Nacional o del Politécnico Nacional, lo cual no podrá seguir ocurriendo. De hecho, la libertad presupuestal que le permitía a ambos institutos públicos ahora deberá subordinarse a la Secretaría de Educación Pública de Mario Delgado.
Así Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria del Conahcyt, podrá invertir la relación de subordinación en la que mantenían al originalmente organismo público descentralizado los rectores de la UNAM y los directores del Poli.
La Secretaría de Humanidades, Tecnología e Innovación será el medio -así lo reprocha Lomelí- para obligar a la cúpula de unamitas y politécnicos a abrazar la austeridad de la 4T, como los órganos autónomos que están apunto de ser incorporados a las Secretarías de Estado por onerosos y resguardar en su seno a francos opositores al obradorato.
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