El viaje de Nancy Pelosi a Taiwan que desató la furia del gobierno chino tiene un correlato a nivel interno en la polÃtica de los Estados Unidos, concretamente en el Capitolio. Pelosi recibió un fuerte respaldo de 25 senadores del partido republicano. Un posicionamiento firmado por figuras del Senado como Jim Risch (determinante en el comité de Relaciones Exteriores), John Cornyn, Chuck Grassley y Mitt Romney. Es algo determinante porque si los demócratas pierden las elecciones de legislativas de noviembre Pelosi, como titular de la Cámara de Representantes, dejará el cargo.
Si Pelosi quisiera seguir ligada a la administración de Joe Biden necesitará los votos de los republicanos tanto para entrar al gabinete como para ser embajadora. El año pasado se la mencionó como potencial embajadora en el Vaticano pero finalmente Biden designó allà a un ex senador demócrata.
En este plano es que ahora se comienza a mencionar, según aseguran fuentes en Washington DC, la posibilidad de que Pelosi reemplace a Ken Salazar en la embajada mexicana. Especialmente si se considera que uno de los motivos que frenarÃa la remoción de Salazar es que el secretario de Estado Anthony Blinken tendrÃa fuertes dificultades para nombrar un reemplazo: con el Senado actual las designaciones de embajadores se han llegado a demorar por diez meses.
Salazar quedó herido desde que The New York Times confirmó lo anticipado por LPO sobre el malestar que generaba en el Departamento de Estado la cercanÃa de Salazar con Andrés Manuel López Obrador.
Pelosi además es una figura fuertemente identificada con los empresarios de energÃas verdes en Estados Unidos que verÃan con buenos ojos su llegada a México para resistir las polÃticas de la 4T contra esos inversores en el paÃs.
También tiene mucha llegada a los jefes sindicales del paÃs vecinos que alientan revisiones sobre cómo México está cumpliendo el capitulo laboral del T-MEC.
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