Los primeros movimientos de Jorge Álvarez Máynez rumbo a la coordinación nacional de MC hablan de continuidad: se sostendrá la estrategia actual de seguir mostrando un contrapunto permanente con el PRI y el PAN por encima de las críticas hacia el Gobierno, algo similar a la campaña presidencial, donde Máynez disputaba los votos con Xóchitl Gálvez y evitaba ataques frontales a Claudia Sheinbaum.

Esta dinámica obedece a la ambición de obtener una hegemonía total en el plano opositor y de clases medias y va acompañado del cálculo de que Alejandro Moreno Cárdenas va a terminar de convertir al PRI en una suerte de partido satélite (ya se verá de qué tinte) y de que Jorge Romero no tiene nivel político ni intelectual para conducir el resurgimiento del PAN.

Bajo este esquema, MC debería poder absorber a los desilusionados del PAN, el PRI ya no importaría y luego vendría el contrapunto con la 4T.

Las principales dudas están en Jalisco, donde se busca generar un proyecto de poder a seis años protagonizado por Pablo Lemus. Allí entienden que la confrontación total con el PRI y el PAN trajo como resultado una hegemonía absoluta de Morena y la consecuente batería de reformas a la Constitución.

En Guadalajara ponen como ejemplo lo que sucede en el Senado: "No pueden expulsar al senador Daniel Barreda que se inventó un cuento para posibilitar la reforma judicial porque corre riesgo de desaparecer la bancada, la pelea con los otros partidos tampoco funcionó a MC".

En Jalisco, anotan, Lemus ganó porque aglutinó todo el voto no 4T y confrontó con la candidata morenista. Entienden que si hubieran peleado con el Frente la gubernatura estaría perdida.

Las elecciones municipales del año que viene en Veracruz serían una posibilidad de poner en juego esta tesis. Allí Dante Delgado quiere que MC sea un actor competitivo, ha destinado incluso a su hijo para ese desafío electoral. El Frente está fulminado por el escándalo de la familia Yune y MC aparece como la única opción diferente a la hegemonía morenista.