Enrique Peña Nieto ha reaparecido en las librerías con unas memorias superficiales y autocomplacientes que buscan ser el punto de inicio de su regreso a la política del Edomex, concretamente a la tarea de reunificar al priismo de cara a las elecciones del 2027.
El expresidente emitió las primeras señales el año pasado cuando, a través del partido Verde, comenzó a operar en el Edomex en favor de robustecer el armado político de Delfina Gómez. Varias personas clave de su entorno como Eruviel Ávila, Enrique Miranda Nava o han colaborado con Morena a través del Verde y marcado fuertes divergencias con el sector allegado al exgobernador Alfredo Del Lazo.
Peña Nieto quiere ser un nexo coordinante entre todos los grupos disidentes y también con Alejandro Moreno Cárdenas, de quien es compadre. El expresidente aspira a ser en el tricolor lo que Felipe Calderón nunca ha podido ser en el panismo desde que abandonó la Presidencia.
La gran diferencia que tiene Peña respecto a la dirección actual es que no ve posible que el tricolor recupere su bastión en sintonía con el PAN. Entiende que el PRI, y por eso la apuesta a través del Verde, tiene ensayar algún tipo de simbiosis con Morena para volver a ser competitivo en la demografía mexiquense.
No son conceptos vagos, Peña Nieto ha hablado de esto con actores del más alto nivel de Morena en conversaciones donde se ha analizado con detalle la fluctuación del voto duro priista al voto duro morenista.
Sus vivencias y pláticas en Madrid han acompañado este sentido. Peña Nieto ha observado mucho el comportamiento del socialismo español, que tuvo su etapa de mayor debilidad cuando ganaron peso los tecnócratas y fue el auge de Podemos. No por nada, al inicio del sexenio morenista, Moreno Cárdenas viajó en al menos dos ocasiones a Madrid a conversar con dirigentes del socialismo sobre el futuro del PRI.
El inconveniente a estas lecturas es que en el PRI actual está fuerte la idea de que el partido no desapareció durante este sexenio gracias a su clara definición como formación opositora, de clases medias y ligada al panismo.
Lo que necesitan los defensores de está línea es que la alianza con el PAN sea funcional en algún territorio pero para favorecer a un aspirante del PRI, lo cual todavía no sucede. De ahí la clave de las próximas elecciones en Veracruz y Morelos.
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