En cada proyecto hay cientos de conceptos jurÃdicos difÃciles de comprender para la mayorÃa de los ciudadanos. Pero detrás de esas redacciones encriptadas hay siempre una explicación polÃtica. Y en el caso de la propuesta redactada por José LuÃs González Alcántara Carrancá es nada menos que una propuesta de equilibrio. Una salida negociada. Una decisión salomónica.
Es lo que la mayorÃa de los operadores judiciales de primer nivel observaron en el proyecto. Se van los ministros de la corte, en una suerte de inmolación patriótica, pero los jueces y magistrados de todos los distritos y circuitos permanecerán inamovibles. Dicho de otra forma: la estructura básica que soporta el sistema judicial de México permanecerÃa intocable.
Pero, ¿por qué salomónica? ¿Qué ganarÃan los ministros de la Corte con semejante sacrificio? ¿Y qué ganarÃa el gobierno de la 4T con esta eventual resolución?
En primer lugar, los ministros "independientes" de la Corte -el bloque de ocho que excluye a Loretta OrtÃz, YasmÃn Esquivel y Lenia Batres- ganarÃan una pelea histórica: dejar el precedente de que la Corte sà puede procesar una revisión por invalidez de una reforma constitucional, tanto por vicios en procedimientos como por el fondo de dichas reformas.
Además, estos ocho ministros saldrÃan casi de forma heróica ante la "familia judicial", esos miles de jueces y magistrados que conservarán sus puestos. Ninguno de esos miles de jueces tendrÃan que revalidar sus cargos en las urnas, con el riesgo -que a muchos empresarios y juristas invadió- de que el crimen organizado pueda infiltrarse en esos procesos electorales.
"No habrÃa que descartar que puedan hasta negociar sus pensiones vitalicias", señala un operador histórico del sistema judicial mexicano. Se refiere a las remuneraciones que podrÃan percibir los ministros salientes una vez que dejen sus puestos.
¿Y qué gana la 4T con esta propuesta? Validar lo central de su narrativa: la corte, el tribunal más importante del poder judicial, serÃa elegido por el voto popular. También al Tribunal de Disciplina, que como su nombre lo indica vigilará a todos los jueces y magistrados del paÃs. El primer paso -más acotado, pero más racional también- hacia la democratización de la justicia.
La 4T no tendrÃa problemas, además, de construir una mayorÃa categórica en la nueva integración de la Suprema Corte. Su poderÃo electoral y de movilización están fuera de toda duda.
Entonces, ¿hay un trade off detrás del proyecto de González Carrancá? TodavÃa nadie se atreve a darlo por hecho. Pero el debate se subirá al pleno el próximo jueves, lo que podrÃa indicar que ya hubo espacio para las pláticas privadas entre los diferentes ministros.
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