Las recientes declaraciones del senador Armando Ayala Robles, de Morena, sobre la visita a table dances han generado una oleada de crÃticas y burlas en la prensa nacional, poniendo en evidencia el desatino de sus palabras. En su intervención en tribuna, Ayala afirmó que "no está mal ir al table dance, a observar, a divertirse" siempre y cuando no se utilice dinero del erario.
Estas palabras, realizadas en el contexto de la defensa de reformas a leyes judiciales, desviaron la atención del debate principal hacia un comentario que minimiza la explotación sexual que ocurre en estos espacios.
La intervención del senador no solo generó risas nerviosas en el pleno, sino también severas crÃticas en medios de comunicación como El Universal, que condenó las declaraciones por trivializar la violencia contra las mujeres, muchas de las cuales se ven obligadas a trabajar en condiciones de explotación debido a la pobreza y la desigualdad.
La ligereza con la que el exalcalde de Ensenada abordó el tema refleja una falta de sensibilidad hacia los derechos humanos y hacia las luchas feministas que buscan erradicar estas formas de violencia.
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Por su parte, Ayala intentó justificar su declaración recordando el caso del exconsejero del INAI, Oscar Guerra, quien presuntamente gastó recursos públicos en actividades recreativas, incluidas visitas a table dances. Sin embargo, en lugar de centrarse en la corrupción y el uso indebido del erario, el senador pareció normalizar estas prácticas, restando importancia a los contextos de desigualdad y abuso en los que operan estos establecimientos.
Inclusive, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, tomó distancia de las declaraciones de Ayala y subrayó que la explotación sexual es una de las formas de violencia más brutal contra las mujeres.
"Es inaceptable que un representante popular hable con tanta frivolidad de un tema tan grave", comentó. Su respuesta marcó un claro contraste con la actitud del senador morenista, quien se ha ganado el mote de "el senador teibolero" en redes sociales y algunos medios, como lo tituló El VigÃa.
La polémica intervención de Ayala es un recordatorio de la falta de preparación y conciencia que algunos legisladores muestran en temas de género y derechos humanos que en lugar de aportar al debate sobre justicia y transparencia se termina desviando la atención hacia una anécdota fuera de lugar, revelando, en este caso una desconexión preocupante con las problemáticas sociales más urgentes del paÃs por parte del Senador y una evidente falta de formación y perspectiva de género.
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