El abogado laboralista Arturo Alcalde es el gran ganador de la promoción de su hija a la Secretaría de Gobernación. Siempre muy influyente sobre cada decisión de la funcionaria en Trabajo, ahora el abogado será el gran operador de decenas de elecciones en sindicatos en los cuáles el Estado funge como patrón.
Cada secretaría tiene su sindicato y a estos se suma el FTSE que aglomera a todos los burócratas estatales y que es controlado desde siempre por Joel Ayala.
En todas esas contiendas electorales juega un papel el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, dependiente de Segob. Con este mecanismo Alcalde tiene la posibilidad de avanzar en su plan de formatear al denominado sindicalismo 4T. Una idea que tiene su origen en Reino Unido a través de un amigo de Andrés Manuel López Obrador, el parlamentario Jeremy Corbin.
Este movimiento está calibrado además con el T-MEC, desde donde se reclama permanentemente una mayor democracia sindical en México.
También hay una arista política: La familia Alcalde está fuertemente compenetrada en apoyar la campaña de Claudia Sheinbaum.
Tal como LPO lo había adelantado, para Alejandro Encinas era imposible permanecer por su historia de tensiones con el poder militar a partir del affaire Ayotzinapa.
Cuando Encinas quedó como encargado de despacho hubo rumores, la semana pasada, de que podría permanecer allí durante algunos meses pero desde la Sedena llegó un pedido muy concreto: que Encinas no esté a cargo para el mes de septiembre cuando es el aniversario de tragedia de los normalistas. La aparición de Luisa María también obedece a esa sugerencia.
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