La salida de Luis Fernando Salazar de la coordinación de campaña de Armando Guadiana tiene aspectos todavía no conocidos públicamente. Quizás el más importante sea la falta de dinero para las actividades, bajo el argumento de que Altos Hornos le debe al empresario cerca de 600 millones de pesos -unos 30 millones de dólares-.

"Cuando me paguen le meto al menos 200 millones", repite desde hace semanas Guadiana. Pero en el medio de la precampaña, el empresario decidió viajar a Qatar con su hijo, mientras debió dedicarle valioso tiempo para desmentir rumores de una supuesta recaída en su estado de salud.

El pasado fin de semana, Guadiana debió suspender su viaje al Super Bowl para evitar otra crisis de comunicación, por haber adelantado un día su cierre de campaña para poder disfrutar del espectáculo deportivo en Arizona.

Lo cierto es que Luis Fernando Salazar también enfrentó un dilema político-electoral por el desembarco de Shamir Fernández a Morena. Se trata de un diputado priista que llegó al partido de AMLO de la mano de Ricardo Mejía. El subsecretario de Seguridad saltó al PT, pero Shamir Fernández se metió en la campaña de Guadiana.

Shamir Fernández es de Torreón, al igual que Salazar. Ambos podrían buscar la alcaldía de Torreón, o bien una senaduría de mayoría. En cualquier caso, Ricardo Mejía le dejó un competidor interno al ex coordinador de campaña en Coahuila.

"Si Armando no le mete lana a su propia campaña es que ni siquiera hará fuerza para ganar. Cuando pierda, me van a cargar a mí la derrota. Y luego, ¿cómo enfrento a Shamir?", explicó a sus colaboradores.

El descontrol en la campaña de Guadiana ya tuvo una reacción desde la Ciudad de México. El senador chiapaneco Eduardo Ramírez recibió el encargo de ordenar a los equipos en Coahuila.