Algo puede sacarse en claro de estas semanas de la batalla interna por la candidatura presidencial de Morena, además de que hay dos claros punteros -Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard- como desde hace un par de años, cuando el presidente López Obrador adelantó la sucesión contra la opinión de la mayoría.

Entre esos dos favoritos no se incluye el nombre de Adán Augusto López, uno de los aspirantes morenistas que parece más dedicado a su campaña que a la gestión de la estratégica Segob, aunque sin los resultados deseados. Sus espectaculares son ya motivo de escándalo.

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Pero aquello no ha funcionado y quien comenzó este proceso interno como el tercero con altas expectativas de crecer al segundo sitio de popularidad en las encuestas, ahora se esfuerza por no caer al cuarto lugar, detrás de Gerardo Fernández Noroña. Con tanto dinero en asesores españoles e influencers guindas, ese escenario sería una catástrofe política.  

Aterrorizados de caer al cuarto lugar entre las corcholatas, en el equipo del secretario Adán Augusto han proliferado críticas a la vida desenfadada del diputado Fernández Noroña, que amenaza con quitarle la tercera posición, detrás de Sheinbaum y Ebrard.

De ahí que, como ya se comenta en la cúpula de Morena, no fuese extraño que entre los bots y voceros de Adán se promovieran críticas en redes sociales a la vida desenfadada del diputado por Iztapalapa, la cual no ha escondido y en el pasado le ha granjeado problemas.

Cuartoscuro

Según esta versión que se comenta ampliamente en el edificio de avenida Cuauhtémoc 47, la fría relación entre Beto Anaya, líder del PT, y Adán Augusto no ayudó a que Noroña fuese "menos competitivo" en la interna y, por el contrario, insista en fiscalizar hasta el último peso gastado en espectaculares, el eje de la campaña de Claudia Sheinbaum y Adán.

Y la respuesta no se hizo esperar. Voceros del tabasqueño como Abraham Mendieta o Manuel Pedrero dieron amplitud a lo paradójico de la vida de Noroña (cuando no es franca desobediencia), que contrasta con la pobreza franciscana de la austeridad republicana de la 4T. La estrategia parece bajarlo a como dé lugar de las encuestas de popularidad, sin importar promover mensajes de Roberto Madrazo o columnas de Mario Maldonado.