Las protestas masivas en Kazajistán por la suba del precio del gas arrasaron con el gobierno de ese paÃs de Asia Central, donde el presidente Kasim Jomart Tokayev se vio obligado a designar como nuevo primer ministro a Aliján Smailov, hasta ayer martes el "número dos" del Ejecutivo. Sin embargo, el mandatario dejó en claro que no piensa dimitir.
Tokayev también impuso el estado de emergencia en todo el paÃs, que incluye el toque de queda, un apagón informativo y el bloqueo de las apps de mensajerÃa como Telegram. "Las autoridades actuarán con la mayor dureza posible", prometió el presidente ante los disturbios que sucedieron a las protestas, desencadenadas el domingo pasado.
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Manifestantes asaltaron el ayuntamiento de la antigua capital, Almaty, y la sede de la policÃa. En la ciudad de Taldykorgan derribaron una estatua del expresidente Nursultán Nazarbáyev, el verdadero poder en las sombras y un aliado incondicional del lÃder ruso Vladimir Putin. Más de 200 personas fueron detenidas a lo largo del paÃs, pero las protestas continúan. Ni siquiera el anuncio de una reducción del precio del de gas licuado de petróleo (LPG) calmó los ánimos.
La última maniobra con la cual Tokayev intentó contener las movilizaciones fue otro anuncio, quizás más audaz que la regulación del LPG: Nazarbáyev ya no ostentará el cargo de presidente del Consejo de Seguridad Nacional, desde donde conservaba buena cuota de influencia e inmunidad legal. Tokayev ha tomado ahora las riendas de Kazajistán.
"Ya hay varios muertos y heridos. La situación pone en peligro la seguridad de todos los residentes de Almaty y no puede ser tolerada", dijo el presidente, sin precisar el número de fallecidos. En cambio, informó que entre los muertos se encuentran agentes de la policÃa. La irrupción de las protestas suscitó la atención de la Unión Europea y del gobierno de Rusia, especialmente preocupado por la eventual desestabilización en la que considera su zona de influencia.
Mientras que el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, pidió "evitar cualquier acción que pueda llevar a una escalada de violencia" y defendió "el derecho a la manifestación pacÃfica", la cancillerÃa rusa exigió un diálogo "no con disturbios en la calle o violando las leyes". Moscú condicionó un "retorno cuanto antes a la normalidad" luego de la sorpresa por el relevo de Nazarbáyev.
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