La semana pasada Claudio X. González peregrinó hasta una velada en San Pedro Garza García. Fue en un domicilio privado y allí el mandamás de Kimberley Clark México pidió a algunos de los hombres más ricos del empresariado regiomontano que estos apoyen a Adrián De la Garza, candidato del PRI.

Claudio X. explicó que, según su entender, el alcalde con licencia es la mejor opción para evitar que el motor productivo del país caiga en manos de la 4T.

El hombre siempre apuntado por AMLO como el jefe de la "mafia en el poder" es uno de los principales promotores de la alianza PRI-PAN-PRD, de la cual se muestra satisfecho. Destacó que Morena ha retrocedido en diversos estados y que ahora la clave es consolidar ese ánimo en las urnas y alistarse para la revocatoria de mandato en 2022.

Un giro curioso. De la Garza tuvo una gran sintonía con los protagonistas del sexenio anterior, desde Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong hasta llegar a Enrique Peña Nieto. Todos políticos muy enemistados con el magnate. Pero su pragmatismo electoral supera cualquier afronta del pasado.

La respuesta de los empresarios arroja algunas pistas sobre como el poder económico está leyendo la elección. En esa cena dijeron que la contienda ya está definida, que el número de indecisos se reducirá al mínimo la semana que viene y que cualquiera sea el resultado Clara Luz Flores no será gobernadora, dado que su remontada no alcanzará para ubicarla como protagonista.

Alegan además que el resultado final está atado al nivel de participación electoral. Si la participación supera el 55% es probable que Samuel García Sepúlveda sea gobernador. En cambio si está por debajo de ese número, el triunfo será para el PRI.

Dijeron además que están listos para transitar con ambos candidatos. De la Garza les da confianza por su conocimiento en materia de seguridad y de García rescatan que les ha prometido un gobierno de un perfil tecnócrata y preparado, sin el reparto de plazas típico de la política.