Esta semana, en una de las reuniones de seguridad que tienen lugar al alba, Alfonso Durazo atinó a recordarle a Andrés Manuel López Obrador que el día 15 de octubre dejaría el gabinete para avocarse a su campaña en Sonora. La respuesta fue terminante: el presidente le pidió al secretario de Seguridad que se quede hasta el día 30 para terminar de ajustar la sucesión en una dependencia de alta sensibilidad.

Según explican en Palacio, el círculo primario desea que la responsabilidad recaiga en Leonel Cota, que conoce a López Obrador desde hace décadas y que actualmente ocupa el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

El problema es que, tal como reveló LPO, los generales tienen su preferencia y el propio Audomaro Martínez, jefe del espionaje, tiene cierta aversión por la figura de Cota.

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En ciertos momentos de máximo tensión, como el estallido de Culiacán el año pasado, se dio la situación de que Audomaro y los militares quedaron en la vereda opuesta a Durazo. Esa misma situación podría suceder con el ex gobernador de Baja California Sur.

El presidente lo entiende y por eso le pide más días a Durazo con la idea de aplacar ciertas tensiones internas y elegir un sucesor que pueda funcionar bajo cierta armonía.

Durazo, debe decirse, tiene urgencia por partir hacia Sonora. Le espera la dura misión de unificar a los grupos morenistas en la entidad del Pacífico y luego planificar la campaña en sí misma.