El gobernador michoacano Silvano Aureoles Conejo va por un sueño guajiro: que el PRD pueda ganar una gubernatura en el 2021. El fin de semana el último gobernador que le queda al Sol Azteca ya dijo a su cÃrculo primario que no contempla alianza con el PAN y que quiere trabajar para la candidatura de su hermano Antonio GarcÃa Conejo.
La determinación del mandatario estatal choca de lleno con la aspiración del dirigente nacional panista Marko Cortés que quiere ser candidato a gobernador en Michoacán por la alianza PAN-PRD-MC. No es la primera vez que el dirigente padece ese desaire: en 2018 se quedó fuera del Senado porque Silvano le reclamó las posiciones para la Cámara Alta.
En diversas mediciones Aureoles está considerado como uno de los peores gobernadores del paÃs pero por algún curioso motivo asume que un candidato apalancado desde el Ejecutivo estatal puede ser competitivo. Los más realistas del gabinete alegan que en realidad lo que busca es un acuerdo con el Gobierno federal para cederle el Estado al senador Cristobal Arias, que puntea en las encuestas.
Quienes cultivan esta teorÃa agregan lo obvio: es mucho más fácil un acuerdo de ese tipo jugando en soledad que en asociación con el PAN.
En Michoacán se reproduce una tesis que domina estados azotados por la violencia narco: que es mejor ceder el poder a candidatos de Morena para que estos puedan asegurar un mejor escenario de seguridad. Sucede lo mismo en Sinaloa y en Colima, donde en las filas del PRI se habla de acuerdos de Quirino Ordáz y de Nacho Peralta con Palacio Nacional para propiciar la llegada de gobernadores morenos.
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