El lunes será el dÃa fuerte en la agenda de Alberto Fernández en su gira por Ciudad de México. Su equipo abrirá conversaciones sobre el comercio -siempre complicado- entre ambos paÃses. Más tarde, Andrés Manuel López Obrador lo recibirá en Palacio Nacional. En el equipo del gobierno electo circula la idea de que el lÃder mexicano puede ser un aliado útil para la conformación de un nuevo bloque progresista en la región que defienda intereses comunes.
Pero quizás las reuniones más delicadas ocurran por la tarde. Alberto será recibido por el magnate Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, que además tiene una fuerte cartera de inversiones en Argentina, sobre todo en el negocio de las telecomunicaciones con su empresa Claro. La reunión es todo un evento polÃtico, con impacto en ambas naciones.
Como reveló LPO, del armado de este encuentro participó hasta el Papa. Slim colabora muy de cerca con la iniciativa del Vaticano Scholas Occurrentes y en privado abona la teorÃa de que Bergolgio está en la mira de una conspiración del capitalismo internacional que busca apartarlo del papado.
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La relación entre ambos está atravesada además por figuras de todo tipo. Desde el nuncio Franco Coppola, un hombre que recorre habitualmente los sinuosos pasillos de cÃrculo rojo mexicano, hasta Gustavo Menendez, intendente de Merlo.
Slim suele repetir desde hace años que Argentina tiene un potencial enorme, pero se queja porque sus inversiones siempre se topan con cierto favoritismo hacia el Grupo ClarÃn, su competidor local. Es exactamente la misma crÃtica que hacen las empresas extranjeras en México: ATT y Telefónica presionan para que el Gobierno le imponga medidas anti-trust. La firma española, incluso, ya amenaza con vender y retirarse del paÃs.
El viejo anhelo de Slim en la Argentina era la adquisición de alguna firma de TV por cable para reforzar su posición ante ClarÃn. Las opciones no eran muchas: ya en 2007, a través de su empresa Telmex, intentó hacerse de Supercanal, la prestadora de cable del Grupo UNO de Vila-Manzano. El otro player para negociar -y hubo conversaciones- era Telecento, del polÃtico peronista Alberto Pierri.
Recién llegado al poder, Mauricio Macri habilitó el Triple y Cuádruple Play -telefonÃa fija, móvil, Internet y TV- mediante el decreto que eliminó a los órganos reguladores que habÃa creado el kirchnerismo. Asà se habilitaba el ingreso de las telefónicas en el negocio de la TV por cable, una restricción que imponÃa hasta ese momento la "Ley de Medios" sancionada por el gobierno de Cristina en 2009.
Pero ese viejo anhelo de Slim chocó con la velocidad de otro magnate mexicano: David MartÃnez, el socio minoritario del Grupo ClarÃn que muy rápido logró la compra de Telecom Argentina y luego la fusión con el grupo mediático más importante de Argentina. MartÃnez es un misterioso personaje, oriundo de Monterrey, que en privado no se guarda elogios para Cristina Kirchner por su efectivo regreso al poder. Supo hacer buenos negocios con el kirchnerismo y con Macri, en un efectivo juego de complementos con Magnetto.
Slim por su parte tropezó otra vez en su relación con Macri cuando contrató los servicios jurÃdicos y de lobby del ex senador Ernesto Sanz -un aliado clave para el gobierno macrista- para intentar eludir el pago de 1.700 millones de pesos al sindicato de los trabajadores telefónicos (Foetra) por un conflicto de encuadramiento sindical y de transferencia de aportes.
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El caso llegó hasta la Corte Suprema y el dueño de Telcel apostó por los servicios de Sanz, muy amigo del presidente del máximo tribunal argentino, Ricardo Lorenzetti. Gestiones a las que se acostumbró en las última décadas en México y que, en parte, explican el deterioro en su relación con López Obrador.
Esta delicada situación que ponÃa al gobierno de Macri haciendo lobby ante la Corte Suprema para favorecer a una empresa -que encima es competidora de ClarÃn- terminó mal: el máximo tribunal argentino se curó en salud, rechazó los planteamientos de Slim y confirmó la sentencia de la justicia laboral que lo obliga a pagar 1.700 millones a los trabajadores.
Y acaso por todas estas pequeñas batallas que entrelazan a la polÃtica con los negocios, David MartÃnez pidió estar presente en la cena que organizó Alfonso Romo -el magnate que ocupa la Jefatura de Oficina de López Obrador- cuando supo que unas horas antes Alberto tendrÃa un encuentro privado con Slim.
¿Presionará Slim por algún tipo de regulación al crecimiento de ClarÃn en Argentina? Un planteo desde luego complicado por el equilibrio que buscar el propio Alberto Fernández con el principal multimedios del paÃs después de la "guerra" que desató Cristina con los jerarcas de ese grupo.
"Nadie se puede enojar ni se puede quejar por la reunión en privado es con uno de los hombres más ricos del mundo y que tiene enormes inversiones en Argentina", se excusan en la comitiva de Alberto. "No hay ningún motivo para alarmarse".
La disputa de Carlos Slim con David MartÃnez tiene un apasionante capÃtulo en México: sus empresas constructoras disputan con fuerza por acercarse al flamante gobierno de López Obrador. Los contratos del sector energético y de las obras de infraestructura por los próximos seis años son el telón de fondo.
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