Tlatelolco volvió a ser el punto de encuentro para los afectados por la violencia en el país que reclamaron justicia al futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador, y a los integrantes de su Gabinete, quienes por casi tres horas escucharon el reclamo, las críticas y peticiones de victimas y familiares.

"Te dimos un voto de confianza, no nos falles", fue uno de los principales señalamientos que se dijo durante el segundo foro de diálogos por la paz y la justicia, en el que López Obrador, Olga Sánchez Cordero y Alejandro Encinas, encararon el dolor de los presentes, los cuales pedían en todo momento diálogo y ser escuchados, y quienes con gritos desesperados decían estar "cansados de discursos" y no querían "perdón, ni olvido, sino castigo para los asesinos".

Uno de los ponentes, Javier Sicilia, encaró con las críticas que ya había lanzado en otros espacios a la nueva estructura que plantea el tabasqueño para la pacificación del país; una fórmula en donde se desprendería de la Segob -que encabezará Sánchez Cordero- el combate de la inseguridad, para concentrarse en una nueva y recién creada Secretaría de Seguridad, que encabezará Alfonso Durazo. Y también, hubo críticas a los mismos foros.

"Vemos que los foros de escucha no es el correcto. Lo expresamos antes de que los foros iniciaran y lo decimos ahora en que están siendo cuestionados. El país está sobrediagnosticado por las víctimas y sus organizaciones y lo que requiere es que el gobierno se ponga a trabajar en el remedio con esos actores", señaló el poeta y activista.

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Muy crítico, le dijo al futuro residente de Palacio Nacional que no se pueden atender los temas de verdad, paz, justicia y reconciliación en la Secretaría de Seguridad Pública porque, argumentó, son asuntos de "gobernabilidad, de gobernanza y no de seguridad". Igualmente, aseguró que los programas sociales deben construirse desde la dependencia que encabezará Sánchez Cordero, citando las palabras del mismo tabasqueño: "La paz no es fruto de la fuerza, sino de justicia".

Recalcó que la dependencia que quedará a cargo de Durazo, en todo caso, debe ser un apoyo de la justicia, "pero nunca su garante ni su sostén. La justicia, la paz y la seguridad, tiene que ver con lo mismo, con un proceso de justicia transicional", puntualizó, recibiendo aplausos de la audiencia.

Le recordó que ellos no buscan el fracaso de su gobierno, pues significaría "la desgracia de la patria", e hizo una propuesta puntual: la constitución de siete mesas de trabajo coordinadas por la Segob, para construir, a partir de los ya diagnosticado, el proceso de justicia.

Las mesas irían sobre marco general del proyecto de justicia transicional, comisión de la verdad, caminos nacionales contra la impunidad, reparación integral de víctimas y mecanismos de protección a víctimas, testigos y comisionados de la verdad para el esclarecimiento de la misma. Se agregarían a las mesas ya instaladas de Fiscalía y movimiento por los desaparecidos.

"No voy a fallarle al pueblo, cumpliré todos los compromisos. Va a haber justicia", respondió López Obrador, después de haber escuchado a los participantes, quienes irrumpieron en más de una vez con gritos y llanto y de incluso, recibir documentos.

Como ha dicho en otras ocasiones, desde que estuvo en campaña, señaló la implementación de una política económica neoliberal y neoporfirista, como responsable del incremento de esa violencia, por lo que aseguró que él cambiará dicha dinámica y con ello "habrá un cambio".

Recurrió a los argumentos de que se logrará repartir el presupuesto y se atenderán las causas que originan la violencia, "con un fuerte apoyo a jóvenes, dándoles estudio y trabajo", y prometiendo flujo de recursos para la atención a víctimas.

Prosiguió diciendo que "todo el presupuesto que se requiera lo tendrá Segob. Todo lo que se ahorre de quitar el Cisen, se hará para que haya justicia" y les prometió diálogo permanente: "No soy igual que los políticos corruptos, no me confundan".

Sin embargo, también hizo una especie de reclamo y petición a la audiencia: "Lo único que les pido es que haya unidad y se organicen, porque hablando con toda franqueza, si nos vamos a tener que reunir con cada colectivo, pues entonces no voy yo a dar abasto". "Ya basta de la división, la sectarización y la polarización cuando se trata de un asunto tan importante. Tienen que dejar intereses personales", les dijo con dureza el futuro mandatario, agregando que quedará abierta la comunicación.

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Igualmente, Obrador se comprometió a "no cerrar la puerta a nadie", refiriéndose sobre todo a las organizaciones internacionales, acaso recordando la salida del GIEI de México, el cual hizo duros señalamientos contra la investigación que realizó la PGR en torno al caso de Iguala y por lo que Enrique Peña Nieto cortó su participación.

"No vamos nosotros a tapar ningún caso. No va a haber impunidad, seremos transparentes. Todos los organismos de derechos humanos pueden entrar al país, son bienvenidos". En ese sentido, explicó, la ONU siempre será consultada, así como otras organizaciones internacionales. "No voy a ser tapadera de nadie", añadió.

Los dichos de López Obrador fueron recibidos con buen ánimo, salvo cuando cerró su discurso recordándoles que no coincidía en el no-perdón. "Yo sí perdono, y en eso puedo diferir con algunos".