El destino del Banco Interamericano de Desarrollo es un conflicto que gana densidad en Washington DC y que estuvo presente, como una trama paralela, en la Cumbre de las Américas que finaliza hoy viernes en Los Ángeles. Solo emergió brevemente ayer jueves, cuando el presidente argentino Alberto Fernández reclamó en su discurso ante el plenario que el organismo crediticio sea recapitalizado y "devuelto a América Latina", en referencia a que su titular es estadounidense cuando la tradición dice que este debe provenir del sur del Río Bravo.

Justamente, Mauricio Claver-Carone, un halcón de la era Trump, se encuentra en medio de un conflicto a gran escala. La Casa Blanca está decidida a intentar removerlo del BID. Es la meta de Juan González, enlace de Joe Biden para la región y que en Los Ángeles puso especial foco en evitar que funcionarios del gabinete se muestren con el presidente del BID. 

La representante Comercial del Gobierno de EU, Katherine Thai, iba rumbo a una postal protocolar  con Claver-Carone el miércoles en el hotel Intercontinental pero una llamada oportuna de González la alejó de ese reflector. Claver-Carone, por su parte, abandonó la costa del pacificó esa misma noche, antes del discurso de Fernández.

Claver-Carone, un halcón de la era Trump, se encuentra en medio de un conflicto a gran escala. La Casa Blanca está decidida a intentar removerlo del BID. Es la meta de Juan González

González promueve el despido a partir de un presunto escándalo entre Claver-Carone y una asistente del BID. Un asunto que se conocía al interior del organismo hace más de un año, pero que en las últimas semanas ha tomado vuelo público a partir de la divulgación de un anónimo.

El problema de esta jugada es múltiple. Para empezar si el asunto escalara el BID tiene que desembolsar dos millones de dólares para una pesquisa interna. A eso se agrega que por contrato el banco debe correr con los honorarios de los abogados de Claver-Carone, o sea, otro millón de dólares adicional. Y finalmente, en los primeros intercambios, la persona que acusaría al directivo ha demostrado cierta flexibilidad en su discurso, lo cual no sería ya tan funcional a la Casa Blanca.

Claver-Carone en un acto en La Paz, Bolivia.

AP

Hay otros elementos que conspiran. Claver-Carone tiene un respaldo absoluto de Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, que ha cobrado una centralidad ineludible en la Administración Biden a medida que se acelera el espiral inflacionario que puede conducir a los demócratas a una debacle electoral en noviembre.

El otro gran aval de Claver-Carone es el senador Bob Menendez. Tienen una relación casi familiar originada en su pasado común en La Florida, al interior de la comunidad cubanoamericana y bajo la tutela de la familia Mas-Canosa.

El otro gran aval de Claver-Carone es el senador Bob Menendez. Tienen una relación casi familiar originada en su pasado común en La Florida, al interior de la comunidad cubanoamericana

Menéndez conduce la poderosa comisión de Relaciones Exteriores del Senado, fue apuntado por Andrés Manuel López Obrador esta semana como el causante de su ausencia en California y, dato no menor, es el hombre del laboratorio Pfizer en el Capitolio, corporación que lo acompaña en sus incursiones políticas desde ese lugar común que es Nueva Jersey.

Esta es la pelea de fondo por el BID. Se tiende a creer que es una cuestión regional pero en realidad es un conflicto que late en el corazón de Washington, entre los propios demócratas que se disputan un organismo que es central para los planes que Biden tiene para América Latina.