
Reflexiones y encuentros en Palacio sobre el rumbo de la campaña en Estados Unidos. López Obrador busca un equilibrio pero los moderados no aparecen en el entorno de Trump.
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Ayer lunes mientras Donald Trump anunciaba a su vicepresidente en Milwaukee, Andrés Manuel López Obrador conversó largamente con un grupo de congresistas demócratas en Palacio Nacional donde también estuvo el senador republicano Todd Young, enemistado con Trump desde el cierre fatÃdico de sus primeros cuatro años en la Casa Blanca.
El presidente ensayó, una vez más, el equilibrio en el bipartidismo de Estados Unidos ya que el fin de semana fue de los primeros mandatarios extranjeros en manifestarse por el atentado contra el magnate y tuvo incluso un contacto directo con Trump. Tras ese esfuerzo entendió que en la reunión con los congresistas no bastaba solo con la presencia de la canciller Alicia Bárcena.
López Obrador cree que Trump va a ser electo, pero igualmente cuida el vÃnculo con el partido que actualmente gobierna. Por ejemplo, hace tiempo que no le recuerda al embajador Ken Salazar, en sus conversaciones privadas, que los demócratas históricamente han sido los más propensos a invadir otras naciones.
El presidente tiene una tesis respecto a Trump y Joe Biden que viene a sugerir que el primero es belicoso con sus dichos pero muy medido en sus actos, por momento vago en la aplicación de sus ideas, mientras que el segundo es moderado en su discurso pero más impulsivo en las acciones, como cuando el pasado diciembre decidió, sin demasiada explicación, cerrar pasos fronterizos al comercio por un desborde de la llegada de migrantes a la frontera sur.
Un axioma que de momento, en Palacio Nacional, resiste los indicios más inquietantes que llegan desde la embajada en Washington, donde advierten como se va incrementando el discurso anti México en las bases republicanas, desde un documento de la Fundación Heritage que propone deportaciones masivas de migrantes indocumentados y operaciones militares estadunidenses en suelo mexicano hasta otros detalles más imperceptibles, como ciertos nombres que se deslizan para el manejo operativo de la frontera y el comercio bilateral.
Ayer el presidente tuvo una aproximación, en su encuentro con los legisladores provenientes de Washington, del tema que se avecina más denso: la seguridad y qué hacer con los cárteles de la droga y su injerencia en Estados Unidos. Algunos empresarios le compartieron la misma lógica a Altagracia Gómez cuando esta les preguntó por el panorama comercial y la revisión del T-MEC.
López Obrador cree que él y Trump operan con el mecanismo similar de jugar retóricamente a fondo para terminar concretando, tras ciertas negociaciones, un punto intermedio que es donde, originalmente, en parte se buscaba llegar. ¿Cuál serÃa ese punto en la relación bilateral si Trump ganara las elecciones? La respuesta puede dar pistas sobre cómo serÃa una eventual convivencia con Claudia Sheinbaum.
Debe decirse: de momento los moderados no aparecen en la galaxia de Trump. El candidato a vice JD Vance es un ultra, que promovÃa un muro fronterizo en 2016, que busca que los cárteles de la droga sean declarados grupos terroristas y que ayer fue aclamado en Milwaukee mientras los delegados republicanos abucheaban al senador Mitch McConnell, adalid del centrismo y de una época del Partido Republicano que ya luce terminada.
La base partidaria está compenetrada con Trump y el atentado del fin de semana elevó ese liderazgo a nivel casi religioso: el Washington Post señaló que ayer en Milwaukee múltiples delegados agitaban la convicción de que Trump se salvó de la muerte por una intervención divina.
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