La noche previa a la elección del Senado Bátiz repartÃa cargos. La visita de los senadores. Vacante en la Guardia Nacional. |
Ayer jueves por la noche Bernardo Bátiz cenaba en un restaurante céntrico y repartÃa cargos para la FiscalÃa General. Con algunos amigos repasaban hojas de vida y cubrÃan espacios a gran velocidad. Algunos profesionales hoy en la actividad privada tenÃa la directiva de presentarse en las oficinas de la FiscalÃa el próximo martes en la mañana. La velada terminó pasadas las doce de la noche y Bátiz se fue a su domicilio con la certidumbre de que serÃa el primer fiscal general de la República. Nueve horas más tarde una llamada de altura le avisó que ya no serÃa asà y que se pusiera en contacto con Marcelo Ebrard para tramitar una embajada. La fantasÃa se habÃa terminado. Alejandro Gertz Manero ganaba la partida.
A inicios de la semana Andrés Manuel López Obrador seguÃa con la idea de que Bátiz fuera fiscal general. En la reunión de las seis de la mañana de ese dÃa dijo que el destino de Gertz era dirigir la Guardia Nacional, de inminente entrada en funciones. A Gertz esta responsabilidad le interesaba pero lo cierto es que ya llevaba algunas semanas al frente de la PGR y allà habÃa encontrado un roce polÃtico de buen nivel: hablaba con gobernadores y alcaldes, algunos empresarios lo invitaron a cenar con todas las atenciones y encontró excelente recepción en una reunión privada que tuvo con Arturo ZaldÃvar, flamante presidente de la Suprema Corte.
La guerra contra el robo de combustibles lanzada por el presidente sumó a esos tratos una enorme centralidad en la agenda diaria del Gobierno y en la información que circulaba en Palacio Nacional. Gertz estaba de nuevo en todas las fotos, como en sus años del foxismo. Un giro rotundo para alguien que hace solo ocho meses atrás despachaba en la tranquilidad de su oficina en una universidad de la colonia Roma y se entretenÃa haciendo análisis en el programa radial del animador Mario Beteta.
En muy poco tiempo Gertz se entendió con los militares, que tienen una gran centralidad en esta administración, pero también con Alfonso Durazo, Carlos Urzúa, Alfonso Romo y Santiago Nieto quien alista un ambicioso plan para ir tras los grandes lavadores del robo de hidrocarburos. No dejó hilos sueltos y finalmente el miércoles algunos senadores visitaron al presidente y le recomendaron que el elegido fuera Gertz, que llegó a la terna final de la FiscalÃa por múltiples caminos ajenos a lo que AMLO habÃa planificado en un principio.
En ese encuentro explicaron que ya habÃa un sistema de coordinación funcionando en torno a Gertz y que cambiarlo podÃa ser una fórmula para el desastre. Además deslizaron que Bátiz siempre fue un hombre del derecho civil, sólido en lo teórico pero que a lo largo de su trayectoria eligió estar lejos de los sótanos de la polÃtica.
El ascenso a tan determinante posición es la demostración de un rasgo que se proyecta desde mediados de diciembre: en ciertas ocasiones el presidente puede cambiar de opinión. Alteró su lÃnea de acción cuando las universidades se quejaron por el recorte presupuestal, concedió el mando mixto en la Guardia Nacional cuando esta solo serÃa de los militares y esta semana le dijo a algunos empresarios del petroleo que ahora entendÃa mejor las virtudes de los farm-outs de Pemex con privados y abrió la puerta a posibles nuevas rondas de una reforma energética que parecÃa olvidada.
La llegada de Gertz es otro sÃntoma de dicha conducta y es producto de una gran operación polÃtica a múltiples bandas. Su destino se definirá entre la necesidad de construir credibilidad propia y los lÃmites de un Gobierno cuyos principales adversarios todavÃa no son del todo visibles.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.