Editorial
Aerolíneas López Obrador
Por Miguel Ángel Sosa
Desde la cabina se anuncia el pronto arribo a destino. Abrochen sus cinturones y presten atención a las indicaciones. De tin marín, de do pingüé, Santa Lucía o Texcoco...

Dice una máxima que en política no hay sorpresas sino sorprendidos. Y de estos últimos, México tiene montones. Del primero de julio para acá, lo de hoy es la sorpresa y no es para menos.

Cada mañana, los mexicanos despiertan con noticias que ponen en entredicho lo poco o mucho que puedan (o crean) entender de la realidad del país.

Verdaderas joyas inundan las planas de los periódicos: "Ahora PRI va por fiscalía autónoma", "PAN apuesta por escuchar a la militancia", "Ceden PVEM y PT diputados a MORENA para obtener mayoría", "Senado debate eliminar botanas y edecanes".

Encabezados que anuncian el vulgar contraste que existe entre hacer campaña, prometiendo; ganar elecciones, engañando; y ejercer el poder, olvidando. Gerundios, gerundios, gerundios.

Es normal ver propuestas políticas multicolores que contradicen lo dicho por los mismos personajes hace apenas algunos meses. El reacomodo práctico, más que ideológico, hoy está en barata. Y en tiempos de austeridad, algunos ahorran hasta la dignidad.

Ver para creer lo que pasa en México. Con más de treinta millones de votos, un hombre de 64 años de edad y una campaña de dos décadas, logró lo inimaginable. Andrés Manuel es presidente electo por las esperanzas, rencores, frustraciones y deseos del pueblo.

También carga con la enorme responsabilidad de dar resultados. Pronto, rápido y bien, piden quienes no votaron por él. Tranquilo, sin prisa y para todos, dicen sus creyentes.

Fiel a su estilo, el tabasqueño marca agenda, polemiza y reta a la opinión pública. En una transición convertida en auténtica cesión de derechos, el presidente electo derrocha las mieles de una votación histórica.

En este cómodo viaje de altura va sentado en primera fila el oriundo de Macuspana, acompañado de una mayoría aplastante en el Congreso de la Unión. Poco a poco sube el resto de los pasajeros, con bombo y platillo se van anunciando los nombramientos.

Y allá en los aires, lejos del mundanal ruido se ven los primeros destellos de la tan anunciada cuarta transformación. Entre nubarrones hacen su aparición la austeridad, el chapulineo y el pago de favores.

Desde la cabina de pilotos se anuncia el pronto arribo a destino. Abrochen sus cinturones y presten atención a las indicaciones. De tin marín de do pingüé, Santa Lucía o Texcoco, cúcara, mácara, títere fue.


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