Opinión
Manual para censurar la narcocultura
Por Miguel Ángel Romero Ramírez
Guía práctica para simular autoridad moral mientras el crimen organizado conserva el control territorial del 80% del país.

Paso 1: Nunca digas que es censura

A pesar de que los cantantes, la prensa, el público, los promotores, los músicos, así como todo el entramado en la industria tengan claro que el objetivo del gobierno es desaparecer las canciones que versan sobre las hazañas de los capos; nunca lo admitas. Cancela presentaciones, diseña reprimendas e intenta borrar del mapa todo aquella expresión cultural que exhiba tu ineficiencia como gobernante frente al tema de inseguridad. El encuadre narrativo debe resignificar la censura para convertirla en una "promoción de contenidos con valores formativos y educativos".

Paso 2: Desconoce el mapa criminal

Un requisito clave para aplicar esta estrategia es desentenderse de la geografía real del poder. Es crucial ignorar que el 80% del país presenta presencia activa de grupos criminales, según el informe de AC Consultores. En lugar de ello, enfila toda tu propaganda para retratar como problema principal a quienes cantan una canción. Olvida por completo la captura institucional que ha hecho imposible poder distinguir qué es y quiénes forman parte del verdadero crimen organizado en la estructura política, ecnómica y social del país.

Paso 3: Elige un enemigo sin capacidad de respuesta

Antes de iniciar cualquier acción, es importante atacar reputacionalmente a objetivos que no representen riesgo alguno: músicos, promotores conciertos. Someterlos a ellos resultará mucho más sencillo que diseñar una política pública en materia de seguridad que exhiba la simbiosis entre el gobierno en sus diferentes niveles con los grupos del narcotráfico. La simulación es fundamental.

Paso 4: Tergiversa la relación causa-efecto

Para fortalecer la narrativa oficial, es necesario sugerir que los narcocorridos provocan la violencia, y no que la narran. Bajo esta lógica, la censura y el "fomento" de los "nuevos contenidos" se convierte en una forma de prevención. No es necesario aportar evidencia. Basta con afirmar que la música "normaliza" el delito y confiar en que nadie preguntará por las condiciones que lo hacen dominante.

Paso 5: Invoca valores, omite contexto

El lenguaje moral ofrece una cobertura eficaz. Expresiones como "recuperar el tejido social", "proteger a la juventud" y "promover otros contenidos que no promuevan la violencia" sustituyen la necesidad de política pública. No se requiere hablar de pobreza, abandono institucional, corrupción, ni de falta de oportunidades. Tampoco del dinero tirado a la basura con programas que no cumplieron ningún estandár mínimo de vigilancia y en los cuales recursos multimillonarios no tuvieron destino verificado. El discurso se debe limitar a señalar lo que se considera poco ético o inmoral sin proponer ninguna transformación estructural.

Paso 6: Fortalece al fenómeno que se busca combatir

La censura escondida en la promoción de "nuevos y mejores contenidos" genera atractivo. En plataformas digitales, la prohibición equivale a promoción. Mientras más escándalo rodee a un artista, mayor será su alcance. Esta dinámica convierte al censurado en figura de resistencia y refuerza la circulación de su obra. El efecto es inverso al deseado, pero congruente con la lógica del espectáculo político.

Paso 7: Sanciona el consumo, no las condiciones

Se recomienda sancionar social o legalmente a quienes escuchan, interpretan o difunden narcocorridos. ¿Acaso son tontos, violentos o delincuentes quienes escuchan ese tipo de música? La respuesta que debe perdurar es sí, sí lo son. Esta medida ofrece margen para evitar revisar el entorno que da origen a esas expresiones: violencia normalizada, precariedad, colusión del Estado. En lugar de ofrecer alternativas culturales o económicas, basta con apuntar y exponer la quiénes producen y a quiénes consumen este contenido.

Paso 8: Declara éxito inmediato

Una vez ejecutada la prohibición disfrazada de "promoción de nuevos contenidos" deben emitirse sendos pronunciamientos y campañas en las que tus youtubers y tus "periodistas" reafirmen el compromiso con "la legalidad" y "la paz social". No importa que la violencia continúe, se sigan encontrando fosas comunes, ni que los cárteles conserven el control. Tus ideólogos podrán debatir en los canales del Estado sesudos análisis de por qué es tan inexplicable es que un país con el 80% del territorio controlado por el crimen organizado.... haya narcocorridos. ¡Nadie lo hubiera imaginado!

Paso 9: Cuida a tus propios delincuentes

Mantén un postura firme en contra de los narcocorridos y la promoción de los "buenos valores" ignorando a todos los diputados, senadores, alcaldes y gobernadores que facilitan el trasiego de droga, la extorsión, la trata de personas, el huachicol y el lavado de dinero. A pesar de ser investigados por la propia Unidad de Inteligencia Financiera, con carpetas de investigación congeladas, con señalamientos en el extranjero por su actuar y sus relaciones con otros delincuentes, lo mejor será impulsar contenido "bueno e informativo", lo que sea que eso signifique.

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