
Los fiscales carnales no van volver; nunca se fueron. Ya no tiene sentido aparentar. Ahí viene el lobo, advierte el PRIAN, acaso sin notar que el lobo duerme plácido en casa desde hace casi siete años. |
En estos días se ha leído en las primeras planas de la prensa mexicana una preocupación fundada: vienen de regreso los fiscales carnales. La Fiscalía General de la República, según la Constitución, es un organismo que, desde diciembre de 2018, gozaría de autonomía. Pero este nacimiento fue de papel, sin la voluntad política que la convirtiera en realidad.
En teoría, Alejandro Gertz Manero, su titular desde entonces, no le reporta a nadie, no tiene superior jerárquico. En teoría, no rindió cuentas a Andrés Manuel López Obrador ni a Claudia Sheinbaum. En la práctica, la fiscalía ha sido un apéndice político del poder presidencial. Pero su autonomía no fue traicionada, solo fue artificial.
En Palacio aseguran que Gertz Manero filtró el borrador de la reforma a las fiscalías del país
Alejandro Gertz Manero fue elegido Fiscal General para un período que inició en 2019 y terminaría en 2028, si su salud y la voluntad presidencial se lo permiten. Porque tan soberano, se sabe, no es. Su designación generó recelo. Gertz había sido asesor en materia seguridad del candidato presidencial López Obrador, luego, sería su 'Fiscal Carnal'. ¿Por qué a Andrés Manuel se le concedía con Gertz lo que a Peña Nieto se le había negado con Raúl Cervantes?
López Obrador había anticipado que la autonomía no era importante, que no era "condición indispensable". Después, incluso festejó que a Ernestina Godoy, fiscal capitalina con Sheinbaum jefa de gobierno, y a Alejandro Gertz les calzara tan bien el alias: "Está muy bien dicho eso ('fiscal carnal'). Alejandro Gertz es mi 'fiscal carnal' porque somos compañeros del mismo equipo".
Después de declaraciones como ésa, lo de menos fue la asistencia -no tan asidua- del fiscal general a las Mañaneras. Era público que Alejandro Gertz jugaba en su mismo bando; era uno de los brazos fuertes del expresidente, hombre de su confianza, consejero político de primer nivel. La supuesta autonomía del fiscal fue, en palabras de López Obrador, gatopardismo puro.
Los fiscales carnales no van volver; nunca se fueron. Ya no tiene sentido aparentar. Claudia Sheinbaum se dispone a dar vuelta a la tuerca. Su congreso busca reformar ese modelo supuestamente autónomo con el pretexto de abrir espacios "a la coordinación" (ese inalcanzable objetivo que ya aburre) mediante el nombramiento y supervisión de fiscales.
Aquello de que las Fiscalías funcionaran como instituciones independientes, íntegras, capaces de resistir las más feroces presiones políticas, invulnerables frente a la intimidación, preparadas para perseguir toda clase de delitos con gran eficiencia... siempre no.
Que siempre sí queremos a los fiscales de nuestro lado, argumentan los morenistas, que así nos coordinamos mejor, que el modelo de la autonomía no ha funcionado, dicen con algo de razón. ¿Pero cómo iba a echarse a andar la autonomía si el primero que debía defenderla, el fiscal general, aceptó con gusto subordinarse a López Obrador?
Y en los estados, por supuesto, se multiplicó el modelo: las fiscalías de Justicia locales tienen a sus pequeños fiscales carnales. Cada gobernador morenista quiere al propio.
Sostiene la oposición que el partido oficial quiere el control absoluto: que éste es el último trazo del diseño de su soñado régimen autoritario. Que el regreso al fiscal carnal será un retroceso brutal.
Pero el paso hacia atrás ya estaba dado. En Morelos, durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, probaron la sopa del fiscal autónomo y no les gustó. En otras entidades morenistas, como Zacatecas y Campeche, los fiscales sí han respondido a las necesidades políticas del gobernador(a). Y el modelo carnal se convirtió en una aspiración nacional.
Como en los mejores tiempos del PRI, el fiscal es un operador político más. La autonomía constitucional no pudo con esa regla. Ahí viene el lobo, advierte el PRIAN, acaso sin notar que el lobo duerme plácido en casa desde hace casi siete años.
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