En julio del 2022, cuando Andrés Manuel López Obrador visitó en Washington a Joe Biden, tuvo lugar un desayuno con la vicepresidente Kamala Harris. El presidente llegó a la cita con varios integrantes de su staff y con el ánimo de que se trataba de un encuentro más bien social, distendido. Pero Harris los recibió en soledad y lo que se entendÃa como una reunión extensa se redujo a un puñado de minutos: la exfiscal de California señaló cuestiones muy concretas de la lucha contra el fentanilo, en una terminologÃa muy propia de un agente del orden y luego se retiró.
Esa persona frontal, dura, impersonal que conocieron los funcionarios mexicanos de momento permanece en la sombra. Harris ahora intenta conquistar a las bases más progresistas y por eso el discurso de la semana pasada en Carolina del Norte, donde habló de apoyar a las familias, bajar impuestos y hasta coqueteó con controles de precios, lo cual le valió un editorial del Washington Post tildando sus ideas económicas de "populistas".
Esta narrativa continuará desde este lunes en la convención demócrata de Chicago, donde Harris tendrá como base discursiva la economÃa familiar en el segmento medio y medio bajo, en un megaevento acompañada por los Obama, los Clinton y coordinado visualmente por el cineasta Steven Spilberg.
Los demócratas llegan a la convención con el optimismo de quien logra una segunda oportunidad. En las contiendas del Senado mantienen liderazgo en estados clave como Arizona, Nevada, Pennsylvania, Wisconsin y Michigan. En Florida, bastión de Donald Trump, según un sondeo de la Universidad Suffolk la ventaja del expresidente sobre Harris es de solo tres puntos.
Mientras la vicepresidente busca emocionar a un partido que estaba en sus horas más bajas por la candidatura errática de Biden, el candidato a vicepresidente Tim Walz es la carta para el electorado de centro, la denominada "mayorÃa silenciosa" de la que hablaba Richard Nixon, poco movilizada, poco politizada pero que se inclina a las opciones que le ofrecen estabilidad y visión de futuro.
Walz proviene de Minessota, un estado que no es determinante en el Colegio Electoral, fue entrenador de fútbol americano, exmiembro de la Guardia Nacional, integra una familia convencional y sus primeras intervenciones públicas fueron audaces. Como reseñó en The New York Times la periodista Katie Rogers, tildó a los republicanos de ser "gente rara" y esa definición escaló fuertemente en la prensa y las redes sociales.
Como integrante de la Cámara de Representantes, Walz fue moderado y como gobernador exhibió un perfil liberal: legalizó drogas, impuso más controles a la tenencia de armas y fue un férreo defensor del aborto, algo que es crucial en la campaña de Harris. Según una encuesta de hace una semana de ABC-Ipsos, la aprobación de Waltz es de 39% mientras que su nivel de conocimiento en la base demócrata es del 50%.
El camino que recorrer para la fórmula demócrata es escarpado. Si bien hay señales de optimismo tras el ascenso de Harris y una leve ventaja en los sondeos frente a Trump, esto pudiera no bastar: el encuestador republicano Brent Buchanan señalaba la semana pasada en Fox News que, en la elección del 2020, a un mes de la contienda presidencial, la ventaja de Biden sobre Trump era de diez puntos y finalmente fue de cinco. Corolario: a Harris no le alcanza con estar dos puntos arriba de los republicanos porque, según Buchanan, actualmente es un público más difÃcil de encuestar.
Kamala se hace fuerte en los estados claves y crece el optimismo entre los Demócratas
Walz, justamente, busca ser la opción para aquellos republicanos que no están conformes con Trump y los discursos incendiarios del candidato a vice JD Vance. Un movimiento que ha sido advertido por la excontendiente por la nominación republicana, Nikki Haley, que señala que hay republicanos que podrÃan votar a Harris.
Como sea, la convención de esta semana es observada desde Palacio Nacional. López Obrador está atento a qué dirá Harris de la frontera y el fentanilo, temas que el presidente mexicano no quiere que se instalen en la campaña estadounidense. Todo sucederá en el United Center de Chicago, no demasiado lejos de los tribunales de dicha ciudad, donde los hijos de JoaquÃn Guzmán Loera ya negocian reducir sus condenas con el Departamento de Justicia.
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