
La tensión está a fuego vivo en la antesala de la jornada electoral en Estados Unidos. Para México será crucial el resultado en aspectos esenciales para la relación bilateral como lo es la migración, donde Donald Trump y Kamla Harris apuntan a proyectos con ópticas diferentes, pero que supone mayor control y presiones para México.
Fiel a su discurso, Trump mantiene una visión antimigrante. En esta campaña ha lanzado muy duras amenazas que incluye la deportación masiva de personas migrantes sin documentación en Estados Unidos, asà como el cierre de fronteras.
Concretamente plantea revivir la Ley de Enemigos Extranjeros (Alien Enemies Act) a través de la cual contempla deportar hasta 11 millones de personas sin la necesidad de audiencias judiciales y otros procesos.
¿Pero qué tan viable es esta medida? Expertos consultados con LPO descartan que pueda cumplirse. Juan Antonio del Monte, académico del Colef, explica que aunque no serÃa nuevo que el republicano intente escarbar en leyes y prerrogativas antiguas -como ya lo hizo durante su anterior gestión cuando recurrió al tÃtulo 42 en la pandemia, una antigua disposición sanitaria y, a través de la cual, logró el cierre de la frontera- no es claro bajo qué criterios se habla de tal cantidad de personas, ni con qué recursos se harÃa.
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"No se tiene registrado un ejercicio que alcance esa dimensión, costarÃa muchÃsimo dinero y uno se pregunta, ¿cómo va a detener a todas esas personas? GenerarÃa un ambiente de persecución", agregó Silvia Núñez, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan) de la UNAM.
"Una pregunta obvia es, de dónde provendrÃan los recursos para retornar a esos millones de personas a su paÃs de origen, considerando que la migración irregular cada vez se ha diversificado más", dice por su parte el experto del Colef.
Para ambos expertos esta propuesta resulta muy compleja operativamente, desde los frentes legales hasta la propia constitución de las entidades estadounidenses. En ese sentido, Núñez recordó que en Estados Unidos los estados no son centralistas y no hay ninguna garantÃa que todos se sumarÃan a las deportaciones masivas que empuja Trump. Por ejemplo, basta recordar aquellas ciudades consideradas santuarios para los inmigrantes.
También hay que considerar que muchas veces, en estos procesos de deportación, los paÃses de origen se niegan a recibir a los migrantes. "Entonces esas personas se quedan en un limbo, en una situación de absoluta incertidumbre y en Estados Unidos hay casos de personas apátridas: no los sacan del paÃs, pero quedan en un limbo", dijo la experta de la Unam.
También está el tema comercial. Del Monte considera que el discurso de Trump antimigratorio de Trump ya no solo apunta contra México y eso, en su opinión, se relaciona con que la integración económica de ambos paÃses se aceleró. "Hay necesidad de cuidar esas relaciones", dijo. Este punto también complica el plan de Trump de cerrar la frontera sur de su paÃs con México.
"Cuando bajas la fotografÃa te das cuenta de que allá no hay capacidad para que el presidente de la noche a la mañana tome una serie de medidas, como le ha pasado al propio Biden cuando intentó impulsar una medida más acelerada de temas migratorios y al final tuvo que establecer ciertas cuotas", agregó por su parte Núñez.
Si bien los expertos coinciden en que no serÃa viable la dportación de millones de personas que propone Trump, tampoco descartan deportaciones significativas y amenazas sobre México que traspasarÃan a lo comercial, como hizo apenas unos meses atrás cuando dijo que iba a bombardear a los carteles del narco.
Por el lado de Kamala Harris, se espera una visión más humanitaria. La demócrata insiste con impulsar una reforma migratoria, tal como lo hizo desde sus primeros dÃas de gestión el presidente Joe Biden, propuesta que a la fecha sigue sin señales de ser revisada.
Bajo esa premisa, los analistas coinciden que no se esperan grandes cambios respecto a la gestión de Biden, pues Harris también plantea la regularización de personas migrantes sin documentos, en situación vulnerable, de los dreamers y habla de atender las causas de la migración, lo que implicarÃa un esfuerzo multilateral.
El otro punto que es clave para México es que propone dar continuidad a la gestión de asilo a través de la aplicación CBP One, que al momento ha resultado problemática pues mantiene a miles de personas migrantes en espera de una respuesta.
Esta medida afecta directamente a México pues esta espera ocurre en territorio mexicano. Lo que sucede, explica Del Monte es que bajo esta medida la frontera en los hechos se ha extendido hacia el sur del paÃs, es decir, las personas que vienen de otras latitudes y buscan cruzar a Estados Unidos ya no esperan en la frontera norte, sino que pueden hacer su solicitud desde el sur del paÃs.
"Este programa tiene rebasadas a las autoridades en Estados Unidos, pero también a México, pues no hay suficiente capacidad para atender la alta demanda que llega al paÃs", señala Del Monte.
La promesa de dar continuidad a este programa prende alertas para México, pues según las primeras señales que ha dado el gobierno de Claudia Sheinbaum, no se esperan cambios significativos respecto a la polÃtica que llevó Andrés Manuel López Obrador, en particular, respecto al bajo presupuesto para esta materia, lo que impide aumentar las capacidades de atención humanitaria; en cambio, se fortalece la seguridad fronteriza a través de los cuerpos militares y de la Guardia Nacional.
"La única opción que tendrá el gobierno será seguir endureciendo los controles migratorios y con mayor intervención militar y de la Guardia Nacional como se vio en el sexenio anterior", dijo el experto del Colef.
"Las presiones provienen de los dos lados, pero la pregunta es con quién tenemos más margen para negociar", reflexionó la especialista de la Unam. "Harris tiene una orientación internacionalista, una visión de multilateralismo", agregó y dijo "los escenarios son muy diferentes, con uno se puede negociar, con el otro no", dijo.
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