Los demócratas le arrebataron a Donald Trump la agenda de la carrera presidencial. |
Durante cuatro dÃas en Washington DC tuve la posibilidad de conversar con periodistas, analistas legislativos, directivos de think-tanks y cabilderos y todas las conversaciones tratan preguntas similares: ¿Quién será el vicepresidente de Kamala Harris?, ¿Cuál será su estrategia de campaña?, ¿Quién la acompañará a la convención demócrata en Chicago en do semanas? ¿Qué piensa Kamala del plano internacional? ¿Y de la economÃa?
Trump parece estar en un discreto segundo plano y actitud luce un poco más deslucida: se equivocó discursivamente en su encuentro con lÃderes de opinión afroamericanos, eludió un debate con Harris y el atentado fallido, que fulminó la candidatura de Joe Biden, ya parece algo del pasado remoto.
Y sin embargo nadie cree que la elección este definida. Un destacado analista me mencionaba en el Café Milano, uno de los reductos más concurridos por los polÃticos en Washington, que los demócratas todavÃa lucen débiles en dos de los tres estados que podrÃan definir la contienda en el Colegio Electoral: Ohio y Pennsylvania. El tercero es Michigan donde tendrÃan un mejor panorama.
Otro frente ineludible es la economÃa. La inflación, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Biden, todavÃa no cede y eso se refleja en las conversaciones con personas de clase trabajadora. Los datos económicos pueden ser positivos, pero, cuando se interpela a estas personas, ninguno cree estar mejor que hace cuatro años.
Finalmente, una diferencia crucial es que Trump parece tener el monopolio de la base de su partido, algo que Harris todavÃa no refleja. Los sectores más extremos del Partido Demócrata no terminan de abrazar su nominación y esperan algún tipo de guiño en la elección del candidato a vice. Un interrogante a futuro es si el rechazo a Trump en estos sectores alcanzará para que se movilicen en favor de Harris.
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