Las denuncias contra el secretario Adán Augusto López por promover la ratificación de mandato del presidente López Obrador en Coahuila exhibieron, en realidad, la disputa por el estado que vendrá en 2023, cuando no ha empezado ni el 2022.
Las palabras del hoy poderoso titular de la Segob que indignaron a la oposición por presunto uso de recursos públicos para promover la consulta de AMLO fueron la respuesta del Gobierno Federal al gobernador Miguel Ángel Riquelme.
El mandatario, como portavoz de los caciques priistas del estado, los Moreira, recomendó a los coahuilenses no participar en la consulta de revocación, una abierta provocación en medio de las negociaciones entre Palacio Nacional y el PRI por votos para las reformas constitucionales en el Congreso de la Unión.
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Al respecto, Adán Augusto llamó la atención de los políticos del estado sobre la importancia de Coahuila para su proyecto presidencial, destapando al subsecretario Ricardo Mejía como su ficha para disputar la gubernatura en 2023.
A este dato se suma la versión que el propio Mejía ha esparcido a varios mandos de las Fuerzas Armadas: con la venia de Palacio, trabaja en una campaña similar a la de Alfonso Durazo en Sonora. Esto luego de que el balance de la elección en Saltillo descolocó al senador Armando Guadiana, el favorito para pelear la candidatura de Morena en 2023.
Guadiana, aliado conocido de AMLO en el estado, perdió frente al priista Chema Fraustro, quien desde Satillo ahora trabaja para evitar que su partido pierda el control del estado el próximo año frente a la maquinaria de Morena.
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