
Desde hace meses, el mercado bursátil está en espera de las nuevas definiciones para la Ley del Mercado de Valores y seguir aprovechando el impulso que en los últimos años ha mostrado el sector. Es una tarea que por los últimos cuatro años ha abordado Álvaro García Pimentel, quien a finales de abril fue ratificado para un nuevo periodo al frente de la AMIB.
Se trata de su cuarto periodo al frente de esta asociación que agrupa a 36 casas de bolsa y 29 operadoras de fondos de inversión. En diálogo con LPO, compartió los retos y oportunidades actuales que para el sector bursátil y bancario y las metas a alcanzar de nuevo al frente de la asociación.
Acaba de ser ratificado para un cuarto periodo al frente de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB) ¿qué planes tiene en este nuevo mandato?
Es un año por demás interesante, complicado a la vez. Venimos de números muy buenos: el año pasado las casas de bolsa crecieron en casi 5 millones de cuentas, los fondos de inversión crecieron sus activos 25%. Si juntas el número de contratos entre casas de bolsa y operadoras de fondos de inversión tenemos casi 30 millones de contratos en el sector bursátil.
¿Cómo entendemos estos datos?
Déjame decirte que hace 5 años no llegábamos a 2.5 millones, ahorita ya tenemos 12 veces el número de contratos. Eso lo que hace es que, hacia adelante, nos ponen los comparativos más difíciles, por que volver a crecer en 25% los activos y 30/40% los contratos, no es fácil.
Déjame también hacerte una comparación bien interesante: el número de trabajadores en México que estamos registrados en el IMSS no llegamos a 22 millones y hoy ya tenemos 30 millones de contratos en el sector bursátil ¿Es suficiente? No lo es. El universo de trabajadores en México está alrededor de los 47-48 millones de personas entre formales e informales, por lo menos tendríamos que tener ese número de contratos y de clientes dentro del sector bursátil. Para que haya eso, hay que tener más productos en el anaquel.
Ya tenemos la parte primaria, que es la oferta de emisiones simplificadas de valores, ahora tenemos que trabajar en la parte que está trabajando la Comisión Nacional Bancaria de Valores (CNBV), la Unidad de Banca, Valores y Ahorro (UBVA) y el Banco de México (Banxico) en sacar los dos productos que van a recibir el fondeo para poder tomar estas ofertas. Uno de ellos es el producto estructural y el otro es el fondo de cobertura.
Una vez que tengamos estas 2 estructuras nos va a ser que suceda más rápido, más barato y más eficiente. Aunque, aclaro, no quiere decir que si no las tenemos no va a suceder.
Regresando a los datos anteriores, ¿cómo explica ese crecimiento en un contexto de tanta incertidumbre y volatilidad?
Ha pasado algo muy muy interesante: la digitalización. Hace tres años la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional de Valores liberaron la posibilidad de contratar digitalmente tanto a las casas de bolsa como a las operadoras y a las distribuidoras de fondos de inversión. Eso catalizó enormemente.
Luego ayudó mucho las altas tasas interés, los grandes rendimientos de los fondos de inversión. La volatilidad llama mucho, es muy atractiva para los nuevos inversionistas. Y también, lo que nos ha pasado es que las valuaciones del mercado en México son terriblemente baratas comparados con otros mercados y se han dejado a un lado las valuaciones tan baratas de muchas de las empresas mexicanas que tienen valuaciones mucho más baratas, que crecen más rápido, que tienen una rentabilidad brutal y la verdad es que están volteando a ver los inversionistas que en México sí hay interés.
¿Hay otro reto presente para la AMIB?
Un reto muy fuerte hacia adelante es el tamaño de nuestro mercado. Para darte una idea, hoy operan alrededor de 1,200 millones de dólares todos los días. Los mercados, el de Japón con el mismo número de habitantes opera 35 veces eso, pero el de Estados Unidos opera 200 veces. Entonces, para crecer tenemos todo, lo que pasa es que nos hacen falta estructura, promoción, que los empresarios de México vean el potencial que tiene el mercado de valores para financiar a veces en condiciones a veces muy competitivas o más competitivas que otras instituciones y yo creo que es el momento donde se va a destapar ese canal.
El secretario Amador ha hecho un esfuerzo enorme para impulsar los pequeños cambios que se requieren para las circulares de la comisión nacional bancaria de valores estamos ciertos que dentro de muy poco veremos ya esas circulares publicadas.
¿Y cómo viene la Ley al Mercado de Valores?
Actualmente estamos ya esperando la publicación de las circulares, es decir el cómo. La ley era el qué, que se aprobó por unanimidad en ambas cámaras en diciembre. Esto es el cómo y en eso están trabajando mucho. Tenemos reuniones 2 o 3 veces a la semana con distintas autoridades que están viendo estos detalles y yo estoy muy cierto que no tardamos mucho. Nunca es fácil afinar porque son tantas autoridades involucradas, que tenemos que tener la expectativa de que va a suceder rápido.
¿Qué opinión tiene del Plan México y cómo puede ayudar al sector?
El Plan México publicado por la presidenta de la república es un plan que pretende financiar al 30% de las Pymes. Para eso está la banca que tiene un potencial enorme, tiene suficientes activos para hacerlo, pero necesita complementarse con otra fuente de financiamiento como es el mercado de valores.
¿Cómo ve a la banca en un entorno de tanta incertidumbre y desaceleración de la economía?
Estoy convencido que nuestra banca no tiene un riesgo por el momento, yo creo que esta sobre capitalizada, está muy eficiente, está muy bien cimentada. Tenemos la creación de ocho/nueve nuevos bancos, tenemos un esquema de sofomes muy bien armado yo creo que el esquema de financiamiento en México se está configurando de una manera muy positiva, pero le va a contribuir mucho la aportación del financiamiento a través del financiamiento del mercado de valores.
Sobre el rumbo de la economía, ¿descarta un escenario de recesión para México?
Si es que existiera una pequeña recesión en México no sería responsabilidad de la actuación mexicana sino de todo el conflicto tarifario del planeta.
¿Por qué?
Porque Estados Unidos depende mucho de todas las manufacturas y las cadenas de suministro de México. Entonces, Estados Unidos sabe perfectamente bien que no puede deshacerse de México, esto es un entramado que no se hace y deshace en un minuto, lleva más de 30 años de 32 años el tratado de libre comercio que ha permitido todo en el escenario de manufactura que está en México y no puede trasladarse a Estados Unidos porque sería inviable por los enormes costos de moverse de país y de moverse a lugares donde el costo operativo es 2 o 3 veces mayor que el que es en México.
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