A medida que se acercan las elecciones presidenciales en México y Estados Unidos, que renovarán a sus presidentes en 2024, crecen las presiones de Washington para que el Palacio Nacional controle el tráfico de fentanilo, una droga sintética que cruza la frontera todos los días y que en el último año causó más de 100 mil muertes en el país del Norte. Ejemplo de ello son las últimas declaraciones de figuras del Partido Republicano, quienes exigen declarar a los cárteles como "organizaciones terroristas" y atacarlos con el Ejército, lo que enturbió las relaciones bilaterales.

En diálogo con La Política Online, el periodista mexicano que vive hace más de diez años en Nueva York, Jesús García, sostuvo que las propuestas más fuertes y duras para combatir al narcotráfico provienen de los sectores más extremos del Partido Republicano, quienes las utilizan para avanzar en la carrera presidencial. Al mismo tiempo, advirtió sobre las implicancias negativas que esto podría significar para ambos países y convocó a Washington a combatir el tráfico de armas y el lavado de dinero para contribuir a la lucha contra las drogas.

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¿Por qué distintas figuras políticas de Estados Unidos comenzaron a vincular a México con el tráfico de fentanilo y los cárteles de la droga?

Más republicanos que demócratas. Los demócratas están entendiendo mejor que el tema del tráfico de fentanilo es un fenómeno internacional y que incluso va a ser tratado en el G20 porque se va a crear un equipo especial de investigación y de trabajo para enfrentarlo de una forma global. Los republicanos están aprovechando muy bien este tema para justamente avanzar en su agenda tanto política como de posicionamiento hacia México, pero lo que es preocupante es la forma en que están posicionando esto de, por ejemplo, querer enviar a militares o nombrar a los carteles de la droga como grupos terroristas, lo que lleva a una dimensión completamente distinta y de relación política y diplomática con México. 

¿Declarar a los cárteles como organizaciones terroristas podría generar consecuencias negativas no deseadas para Washington?

Los demócratas entienden muy bien que esto evidentemente puede ser un problema y ya ha habido alertas incluso desde el Pentágono y desde el Comandante del Comando Norte, Glen Van Herck, que ha señalado ante el Congreso que sería preocupante hacer este tipo de acciones hacia México, porque México es estratégico para Estados Unidos en muchos sentidos y no solamente se trabaja en temas de seguridad con narcotráfico e inmigración, sino que hay temas también estratégicos militares que ya no tendría la cooperación mexicana por parte de Estados Unidos si se logra esto. También el Fiscal General lo mencionó en una audiencia abierta en los Estados Unidos y también señaló evidentemente que se puede hacer, pero había un reto muy severo sobre cómo trabajar con México en muchas otras acciones. Entonces lo veo más en la parte más extrema de los republicanos que de los demócratas. Algunos demócratas han expresado preocupación, pero son los más conservadores.

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Cada vez que Joe Biden va a México, AMLO captura un capo narco. En específico, la detención del hijo del Chapo se leyó en México como una ofrenda a Biden. ¿Eso le sirve realmente la Casa Blanca?

Les sirve a ambos gobiernos para señalar que se está haciendo algo contra el narcotráfico y particularmente el fentanilo. En el caso de Ovidio es interesante porque él era señalado como el que lideraba en el cartel Sinaloa en la producción de fentanilo. Es un golpe importante, pero no es un golpe devastador. El cartel de Sinaloa es una organización internacional, es transnacional, tiene contactos, opera desde México, pero tiene contactos y socios importantes en Estados Unidos, Canadá, Centroamérica, Sudamérica, Europa, Asia, Australia. Es una organización muy fuerte que tiene una capacidad de operación que difícilmente se puede reducir si no hay una acción distinta por parte de ambos gobiernos, particularmente de Estados Unidos. Vamos a seguir viendo que estas detenciones se presuman de algún modo. Creo que es bueno para los gobiernos, pero no es lo único que tienen que hacer. Yo estoy a la espera de un nuevo programa en contra del narcotráfico. Ya hay algunos adelantos, pero estamos viendo una nueva línea que parece que se hará incluso un poco más dura por parte de los Estados Unidos contra el tráfico de armas, lo cual es muy bueno.

El cartel de Sinaloa es una organización internacional, es transnacional, tiene contactos, opera desde México, pero tiene contactos y socios importantes en Estados Unidos, Canadá, Centroamérica, Sudamérica, Europa, Asia, Australia.

¿Qué otros aspectos podría tener esta lucha para acabar con el tráfico de drogas?

Uno de los temas que México ha logrado poner sobre la mesa es el tráfico de armas. Más del 80% de las armas que llegan a México, Latinoamérica y el Caribe son provenientes de los Estados Unidos y son armas legales, muchas de ellas que se compran y se envían regularmente a estos países. Entonces se está empoderando a los carteles, pero Estados Unidos realmente no está haciendo mucho para detener eso. Ahora el presidente Joe Biden ha intentado un poco abordar el tema, y por otro lado también México ha estado empujando para que se atienda, y eso es importante porque no se reconoce aquí. En Estados Unidos no se habla mucho sobre cómo se trabaja la distribución de la droga en el país. El mensaje que mandan los políticos es que los carteles mexicanos tienen tanto poder, según ellos, que no solamente logran llevar la droga a México y luego a Estados Unidos, sino que su capacidad operativa se traslada a Estados Unidos, lo cual no es cierto. Es decir, hay socios en Estados Unidos que ayudan a estos carteles a distribuir la droga. Esos socios no necesariamente son mexicanos. Entonces, ¿Por qué las autoridades no están atacando a los grupos que distribuyen la droga en los Estados Unidos?

También aparece el lavado de dinero, que es muy importante. El comandante del Comando Norte hablaba de las dos cosas: detener el envío de armas y de dinero hacia México y otras partes en Latinoamérica, porque el dinero se lava en Estados Unidos, mucho de ese dinero se queda y mucho de ese dinero regresa porque hay que seguir con el negocio. Pero si Estados Unidos no ayuda justamente a enfrentar ese problema de lavado de dinero, pues hay un problema.