Fue particular cómo ayer martes la senadora Claudia Balderas, ahijada política de Rocío Nahle, se sumó a los dichos de senadores del PAN contra la normativa de seguridad en las instalaciones de Pemex. Balderas pidió, con mucho énfasis, que la empresa productiva del Estado explique qué sucedió en los incendios que recientemente tuvieron lugar en Ixhuatlán, Minatitlán y Deer Park, en Estados Unidos.

El fin de semana pasado Nahle visitó la refinería de Minatitlán y se interesó por la actualidad de los trabajadores que resultaron heridos en el siniestro.

Días atrás Balderas protagonizó un pequeño incidente que llegó a redes sociales cuando se negó a desalojar un departamento en el que vive. El motivo de su expulsión es una deuda de cuatro meses de renta. 

En la Torre de Pemex tomaron nota del movimiento y de inmediato Octavio Romero lo asimiló como una nueva avanzada de Nahle en su contra, un nuevo episodio de una rivalidad que tiene su epicentro en Dos Bocas pero que se renueva permanentemente y en diversos escenarios.

Esta semana, por ejemplo, directivos allegados a Romero comentaron la sospecha de que las protestas de los médicos residentes en hospitales de Pemex son motorizadas desde la Secretaría de Energía y con el guiño de Gobernación.

Desde el entorno de Nahle, en tanto, se asume algún tipo de injerencia de Romero en los fallos judiciales que están complicando la candidatura de la funcionaria en Veracruz.

Una guerra que además tiene un correlato electoral porque en ambos campamentos flota la idea de que si Dos Bocas no comienza a producir combustible a mediados de año va a ser casi imposible que el presidente habilite las aspiraciones electorales de ambos personajes, una en Veracruz y otra en Tabasco.