A medida que avanza la contienda entre PRI y Morena por el destino del Edomex, el dirigente nacional tricolor Alejandro Moreno Cárdenas configura escenarios alternativos según el resultado final.
El campechano cree que su partido ya tiene asegurado el triunfo en Coahuila por lo cual si Alejandra Del Moral gana el Edomex no dudará en reclamar la candidatura presidencial. Sabe que su triunfo en 2024 es imposible pero aprovechará para recorrer México e intentar posicionarse hacia 2030.
Según este pronóstico, sus adversarios internos quedarán fuera de la jugada, incluso el propio Alfredo Del Mazo no tendría siquiera un rol central en una lista pluri ya que Alito calcula que no ha dado el total de su apoyo a Del Moral. Lo ve en ciertas conductas del gobernador y en la displicencia de Eric Sevilla, dirigente del Edomex que parece satisfecho con los encuentros que ciertos alcaldes del PRI tienen con el War Room morenista.
Según Alito, él es mejor candidato que Santiago Creel y además, como le gusta jactarse, "aguanta la lumbre". Su vida ya ha sido revisada a fondo por el Gobierno y todo lo negativo ya fue expuesto. Un proceso por el cual Creel todavía no atraviesa. El cruce de estimaciones habla del mal momento opositor: Alito cree que la diferencia con Creel es que él puede asegurar los dos dígitos en 2024. El panista, en cambio, corre el riesgo de no llegar a los 10 puntos y así desfondar a la oposición.
El campechano se motiva con relatos que llegan del comando de Del Moral: que la brecha con Delfina Gómez es de siete puntos, que la clase media movilizada puede recrear la elección mexiquense del 2021 y que en la campaña de Morena domina el descontrol operativo.
Hay un punto común en ambos cuartos de guerra: Morena se favorece del abstencionismo y en ese sendero funciona la publicación de encuestas que muestras fuerte ventaja en favor de Delfina. La aspirante del PRI, en cambio, necesita una elección de fuerte participación. Esa dicotomía define la contienda.
Por otra parte, el escenario de la derrota por diez puntos es muy delicado para Alito. Al día siguiente van a empezar las críticas a la alianza tanto en el PRI como en el PAN. En este último volverá el reproche contra Marko Cortés de que la sociedad con el tricolor es el declive final del partido.
El otro efecto inmediato es que la derrota fulmina el elaborado plan de primarias que se redacta en la oposición para elegir a su candidato. La derrota en Edomex potenciará la apatía opositora y en ese caso, finalmente, no habrá más salida que entregarle la candidatura presidencial a Creel.
El efecto interno puede ser complejo porque el PRI, ya configurado como partido mínimo, tendría una geografía diferente: le quedarán dos gobernadores (Coahuila y Durango) con una misma terminal que es Miguel Ángel Riquelme. El futuro que le pueda quedar al PRI se trasladará a esas geografías y a Nuevo León, donde todavía retiene un fuerte caudal electoral.
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