La tregua arancelaria que EU le otorgó a México no es gratis. El "mejor acuerdo comercial posible" que, en palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum, pudo conseguir México fue una pausa de noventa dÃas para negociar a cambio de revisar las medidas para arancelarias que restringen la libre competencia de empresas estadounidenses en uno de los mercados más importantes de la región.
De los múltiples sectores de la economÃa mexicana que recorre el reclamo de EU -como el farmacéutico y el de las telecomunicaciones-, el energético ocupa un lugar central en las negociaciones. Y, dentro del mundo energético, el lobby del sector privado estadounidense apunta a los permisos de importación de combustibles y de generación eléctrica.
Alerta para arancelaria
Según un documento de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR), las principales barreras que distorsionan la competencia fueron las reformas que, desde 2018, priorizan la supremacÃa de las empresas estatales Pemex y CFE sobre cualquier empresa privada; y los retrasos en las autorizaciones, suspensiones, e incluso revocaciones de permisos existentes en la materia.
En el sector de combustibles, Washington cuestiona las extensiones regulatorias otorgadas exclusivamente a Pemex- como la prórroga de cinco años para cumplir con los lÃmites máximos de azufre en el diésel- y la opacidad en la autorización de permisos para la importación, exportación y almacenamiento de combustibles, asà como también para construir u operar estaciones de servicio minoristas.
En el sector eléctrico, el gobierno estadounidense apunta a la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, que prioriza a la CFE como operador independientemente del costo o el impacto ambiental, y le garantiza un mÃnimo de 54% de participación de mercado de la energÃa promedio enviada a la red. También mencionan los retrasos, revocaciones o inacción en la entrega de permisos para proyectos privados, especialmente en energÃas renovables.
El negocio
En el corto plazo, EU va por lograr una mayor cuota de mercado en la importación y comercialización de combustibles, hoy concentrado en Pemex, asà como en generación de energÃa. "Lo que buscan es mayor presencia de sus empresas en México, por fuera del juego de Pemex o la CFE. No necesitan nuestro petróleo", cuenta a LPO una fuente del sector.
México importa el equivalente a más de la mitad de la demanda interna de combustible. Pemex cuenta con siete permisos de importación, mientras que otras cinco empresas privadas se reparten los 14 restantes, según Bloomberg LÃnea - es que la Sener dejó de publicar los permisos de importación desde 2002-. Sacando a Shell, todas - Exxonmobil, Koch, Tesoro y Valero- son de capitales estadounidenses.
De las 11,512 estaciones de servicio del paÃs, Pemex cuenta con un total de 7,286 estaciones de servicio operando bajo la Franquicia Pemex y que utilizan productos Pemex. De estas, 7,241 son gestionadas por terceros y 45 son propiedad de la unidad de negocio de Transformación Industrial de Pemex, funcionando como estaciones de autoconsumo.
Adicionalmente, existen 4,271 estaciones que operan bajo marcas distintas a la petrolera estatal y que son suministradas ya sea por Pemex o a través de importaciones directas.
El coordinador del área de energÃa del IMCO, Óscar Ocampo, también lo ve posible operativamente: "Veo mucho más probable que empiecen a autorizar los permisos de importación de combustibles y de generación eléctrica, antes de que vuelvan a modificar una ley que reformaron hace pocos meses".
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