
El anuncio de la Casa Blanca de exentar al sector automotriz de la guerra comercial fue bien recibido en Palacio Nacional aunque, según pudo conocer LPO, considerado insuficiente. Claudia Sheinbaum esperaba que el alivio frente al tsunami arancelario se expandiera a múltiples ramas de la economÃa y marcara el inicio de otro plazo sin aranceles. Un cálculo que de momento no aterriza en la relación bilateral.
En el staff presidencial creen que el secretario de Comercio Howard Lutnick no tiene demasiado predicamento sobre lo que luego sucede en la Casa Blanca y asà quedó en evidencia en las últimas horas. Al igual que en el primer mandatado de Trump, no parece existir una armonÃa entre Lutnick, un magnate de Wall Street, y el Representante de Comercio, Jamieson Greer, que llegó allà recomendado Robert Lighthizer, quien, en la transición, buscó el trabajo de Lutnick.
A diferencia de Greer, según mencionan los involucrados en las tratativas, Lutnick tiene fuertes deficiencias en materia de conocimiento comercial y desde su perspectiva más bien precaria, pretende un reacomodo del comercio global similar al ocurrido después de los acuerdos de Bretton Wood, tras la Segunda Guerra.
Un ejemplo de las últimas horas: diversos funcionarios mexicanos debieron dedicar largas llamadas a explicarle a Lutnick que los aranceles en el sector de armadoras podrÃan encarecer el precio de las camionetas que se venden en Estados Unidos hasta en 10.000 dólares. A las horas llegó el anuncio de la excepción arancelaria.
Greer, en cambio, estarÃa muy preocupado por los incrementos de hasta el 30% que pudieran generar los aranceles en alimentos. Es la próxima exención que se conversa por estas horas.
Ni Lutnick ni Greer han podido explicarle a sus contrapartes mexicanas cuál es la demanda especÃfica de Trump para frenar la guerra comercial. Se les preguntó también cuál serÃa la respuesta de la Casa Blanca a un anuncio de medidas el domingo en el zócalo y tampoco supieron responder.
En esa omisión, entiende Sheinbaum, está el carácter imperial de la administración que encabeza Trump, que está empujando todos los frentes a situaciones sin salida, donde los afectados no saben qué hacer para evitar nuevas escaladas, sucede con México y Canadá pero también con la situación en Medio Oriente o la guerra en Europa.
Solo un escenario muestra cierto progreso: Panamá y el desembarco de Black Rock en la gestión del Canal, un movimiento que, según dicen en la CancillerÃa mexicana, fue orquestado por el secretario de Estado Marco Rubio, el exponente del ala más racional de los allegados a Trump,
Rubio conoce a Larry Fink desde hace años. El acuerdo para que BlackRock reemplace a las compañÃas asiáticas en el Canal se gestionó en la transición estadounidense y se terminó de acelerar en el primer viaje de Rubio, ya como secretario, a Centroamérica y el Caribe. En sigilo, sin intercambios públicos incómodos y con una mera información de corte financiero.
Ese proceder es seguido de cerca por la presidenta que quisiera que Rubio tenga más peso en el frente arancelario y logre, lo que de momento parece muy complejo: moderar a Trump.
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