
El secretario de EconomÃa Marcelo Ebrard ha comenzado a delinear el sendero de la renegociación del T-MEC, cuyas pláticas formales se iniciarÃan, según calculan en el Gobierno, en el mes de octubre.
Ebrard tiene muy claro que los principales campos de tensión en la renegociación que viene son la industria automotriz, la producción agropecuaria y el acero. De estas cuestiones se conversará en el G7 de Canadá, la semana que viene, y algunos temas ya se abordaron esta semana en Palacio Nacional con el subsecretario Christopher Landau.
El excanciller tiene un calculo optimista sobre el nuevo T-MEC: alcanzar un acuerdo que Trump pueda presentar como un éxito hacia sus socios de fuera de Norteamérica y, en la misma dirección, despejar la incertidumbre que existe en el empresariado mexicano por la recesión, la reforma judicial y la percepción de que Claudia Sheinbaum no termina de tener el control absoluto del destino de su movimiento.
Esta ecuación tiene diversos obstáculos, el principal es el futuro del sector automotriz donde, según señalan en EconomÃa, Trump podrÃa cambiar las cuotas de contenido regional, como sucede actualmente, por cuotas exclusivas de Estados Unidos. La Casa Blanca podrÃa demandar que todos los autos fabricados en América del Norte tengan un porcentaje obligatorio de contenido estadounidense.
Un escenario que, de concretarse, implicarÃa riesgos para las armadoras asentadas en México, especialmente las pertenecientes a compañÃas asiáticas que no tienen cadenas de suministros y opciones de proveedores en territorio estadounidense como si sucede con empresas como GM o Ford.
Un mensaje en esta dirección llegó este viernes, cuando el embajador Ronald Johnson dijo que las polÃticas de aranceles y comercio son independientes de los esfuerzos del Gobierno de México por combatir al crimen organizado. Esta narrativa es novedosa y no concuerda con lo dicho anteriormente por el propio Trump.
El sector automotriz viene manifestando fricciones hacia el Gobierno, fundamentalmente por un esquema de control que pretende el Ejecutivo para supervisar la procedencia del acero que usan las armadoras en México y también por la intención de Sheinbaum de revisar las cuotas de autos que se fabrican para el mercado interno y para la exportación.
Otro inconveniente de cara a la renegociación es la validez que Trump le dará al nuevo acuerdo: de nada servirÃa la renegociación si a las pocas semanas vuelven los anuncios de aranceles desde la Casa Blanca.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.