El respaldo de S&P a la nota de México y el compromiso del gobierno de apoyar a Pemex en su abultada carga fiscal contuvo al mercado en su preocupación por el alza en las metas deficitarias; aun asÃ, hay dos elementos que generan dudas sobre su sostenibilidad: la incertidumbre comercial con Estados Unidos y Pemex.
Economistas y participantes del mercado consultados por LPO coinciden en que se trata de un presupuesto "estrecho" que Edgar Amador maniobra entre un bajo crecimiento económico, la alta carga fiscal de Pemex y el compromiso de consolidación fiscal.
Por un lado, el factor Trump resulta de gran peso en la viabilidad del presupuesto, pues el dinamismo estimado por Hacienda entre 1.8 y 2.8% para 2026 dependerá en gran medida de que haya certidumbre sobre la relación comercial con Estados Unidos -clave será la negociación del T-MEC- y que puedan despegar las inversiones estimadas como desea el gobierno mexicano.
El segundo elemento clave es que se cumplan los ingresos petroleros, que conforma el financiamiento del presupuesto. Ahà es donde la sostenibilidad de Pemex será clave.
Hacienda estima ingresos petroleros por poco más de un billón de pesos, significando un aumento de 20.3% frente a los estimados en 2025. La proyección supone que Pemex produzca 80.1 millones de barriles diarios más, para terminar en una plataforma petrolera de 1,794 millones de barriles diarios.
Los ingresos petroleros dependen de una serie de variables como el precio del crudo, más ligado a contextos geopolÃticos, que Hacienda estima en 54.9 dólares para 2026. Otro factor es que se cumpla la meta de producción. Ahà las interrogantes son más fuertes.
"El mercado le cree a Claudia, no a Pemex"
Hay un debate sobre la posibilidad de que se cumplan las metas de producción: desde una visión técnica que contabiliza solo el crudo, la petrolera quedará lejos, en un estimado de poco más de 1.6 millones de barriles.
Pero si se contabilizan los condensados y otros lÃquidos, como lo hace el gobierno, el mercado ve posible alcanzar poco más de 1.7 millones, aunque ligeramente por debajo de la meta del gobierno de 1.8, de acuerdo con los economistas Julio Ruiz de Citi, Iván Arias de Banamex y Gabriel Casillas, de Barclays.
Además, Casillas precisa que estos hidrocarburos se contabilizan de la misma forma en los ingresos petroleros.
Pero el problema de no alcanzar las metas es que "se corre el riesgo de que los ingresos petroleros generen más presiones al déficit y quede por arriba de lo planeado, generando un deterioro gradual que viene de la parte petrolera", dice Marco Oviedo, estratega para América Latina en a brasileña XP Investments.
La agencia calificadora Moody's tampoco es muy optimista. En un análisis difundido este miércoles señalan que, aunque el saldo de la deuda de PEMEX disminuirá en 10 mil millones de dólares en 2025, la nueva asignación indica que el apoyo presupuestal anual podrÃa no reducirse como se habÃa anticipado.
"Esto aumenta la presión sobre la perspectiva del déficit fiscal de México para 2026, que ahora refleja una carga mayor a la esperada derivada del respaldo a PEMEX. La estrategia refleja el compromiso continuo del gobierno con la empresa, pero también evidencia la creciente carga fiscal y plantea dudas sobre la viabilidad a largo plazo de mantener el apoyo soberano bajo restricciones presupuestarias cada vez más estrictas".
Además, la meta de producción también depende de una mejor operación de la empresa que dirige VÃctor RamÃrez y ahà el mercado es más pesimista.
Sheinbaum apostó en su primer año de Gobierno por un ambicioso plan para que Pemex enfrente sus vencimientos de deuda inmediatos a través del refinanciamiento de su deuda con diversos instrumentos (por $30 mil millones de dólares) y una mayor lÃnea presupuestal en 263.5 millones de pesos, que también incluyen el pago a proveedores.
"Ya es una muy buena la cantidad de recursos que se les están inyectando a Pemex tanto por las notas como por la lÃnea presupuestal. Lo que le están dando incluso alcanzarÃa para pagar la deuda de algunos paÃses", dice Casillas.
El reto es reactivar nuevos campos. En ese sentido, el gobierno diseño nuevos contratos para producir y explorar con privados. El problema es que las grandes empresas petroleras internacionales ven con poco ánimo este negocio, tanto por la falta de credibilidad en el pago de Pemex como por la poca rentabilidad que ven en los proyectos.
Por eso, aunque en su primer informe de Gobierno Claudia Sheinbaum anunció que ya se tenÃan concretados 11 contratos mixtos, la realidad es que hasta ahora no se sabe cuáles son ni con qué empresas ante la falta de transparencia de Pemex y en el mercado hablan de asociaciones con empresas pequeñas y locales.
Otro tema que sigue sin gustar en el mercado es que se siga apostando a la refinación, que sigue generando solo pérdidas para Pemex. En el presupuesto hay un incremento de 7.7% frente a 2025 en refinación. Todos elementos que generan poca credibilidad sobre la reactivación operativa de la petroelera.
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