
Un peso fuerte no significa necesariamente una economÃa fuerte. La apreciación del peso mexicano frente al dólar, que cerró este jueves a 18.66 - su menor valor desde agosto del año pasado- genera impactos contrastantes en la economÃa nacional. Si bien reduce el costo de la deuda externa y abarata las importaciones, también debilita a sectores exportadores clave como el petróleo y la industria, a la vez que acentúa desigualdades regionales al golpear el ingreso de millones de familias que viven de remesas.
Finanzas públicas: alivio parcial y nuevas presiones
En diálogo con LPO, el efecto positivo para las finanzas públicas más citado por analistas es la reducción del costo de la deuda externa. "Una moneda fuerte implica que la deuda en dólares tiene un costo menor en términos de moneda nacional", explica Nicolás Eguiarte, director de derivados de Banco Base. Sin embargo, el beneficio es limitado, ya que este componente representa apenas un 10% de la deuda total.
Del lado negativo, el peso apreciado golpea a los ingresos petroleros. "Las exportaciones de Pemex en dólares hoy significan menos pesos", advierte Felipe Juncal, economista para México y América Latina del Citi. De esta forma, la caÃda del volumen de la producción de crudo, hoy en mÃnimos históricos, se combina con un tipo de cambio que debilita los ingresos de la petrolera.
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Además, un peso fuerte mitiga la posibilidad de un remanente cambiario del Banco de México. En años anteriores, cuando el peso se depreciaba frente al dólar, Banxico generaba una utilidad contable al revaluar sus reservas internacionales, lo que permitÃa transferencias extraordinarias al Gobierno federal. Hoy, ese margen se reduce. "Si se mantiene esta tendencia de un tipo de cambio bien por debajo de lo que estima Hacienda -20 pesos por dólar para 2025-, es probable que el año que viene Banxico vuelva a no reportar ganancias", explica Marcos Arias, economista de Deloitte.
Sectores productivos: ganadores y perdedores
Las empresas importadoras salen ganando. Se benefician de un dólar más barato que reduce sus costos de compra en el exterior, especialmente si venden sus productos en pesos dentro del paÃs. "Con un tipo de cambio bajo, mejoran sus márgenes de operación y fortalecen su capital de trabajo", señala Eguiarte.
Además, un peso apreciado abarata la importación de bienes de capital como maquinaria o tecnologÃa, lo cual puede favorecer, en el mediano plazo, el desempeño de sectores industriales que dependen de estos insumos. "La mayorÃa de la inversión fija en México es importada. Si estos bienes cuestan menos, puede mejorar la productividad, aunque no necesariamente impulsa la inversión de inmediato", explica Erick MartÃnez, estratega de tipo de cambio de Barclays. En un entorno con incertidumbre por la renegociación del T-MEC, el tipo de cambio no es el principal motor de inversión, pero sà puede mitigar sus debilidades.
En cambio, los sectores exportadores son los grandes perjudicados. Un peso más fuerte encarece los productos mexicanos en el exterior, restando competitividad y reduciendo ingresos. Esto afecta principalmente a la industria manufacturera, como la automotriz. "Nos volvemos más caros para el exterior. Eso reduce la rentabilidad de las empresas que exportan", advierte Eguiarte.
En un entorno con incertidumbre por la renegociación del T-MEC, el tipo de cambio no es el principal motor de inversión, pero sà puede mitigar sus debilidades.
El bolsillo de los mexicanos, desigualdad creciente
El efecto sobre el consumo es desigual y refleja una fractura geográfica y social. Para los consumidores urbanos, especialmente en ciudades como CDMX o Monterrey, una moneda fuerte tiene efectos estabilizadores en la medida en que ayuda a contener precios, sobre todo de productos importados. "Una moneda fuerte puede estabilizar la inflación y sostener el poder de compra", dice Arias. Este fenómeno se vio durante la apreciación del tipo de cambio entre enero y octubre de 2023, que hizo que las mercancÃas importadas bajaran de precio.
Sin embargo, en regiones donde el ingreso depende en gran parte de las remesas, el impacto es negativo y más inmediato. Eguiarte pone números al golpe: "No es lo mismo recibir $100 USD a $23 pesos que a $18.65", grafica. La pérdida de poder adquisitivo afecta directamente el consumo de bienes básicos como alimentos, ropa o medicamentos en estados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Guanajuato y Chiapas.
Las remesas, que no pagan impuestos y por lo tanto no impactan directamente en las finanzas públicas, sà sostienen gran parte del consumo interno. Su pérdida se traduce en menor demanda.
En regiones donde el ingreso depende en gran parte de las remesas, el impacto es negativo y más inmediato.
Los analistas coinciden en que la tendencia podrÃa continuar, ya que el fenómeno no depende de la fortaleza del peso, sino de la debilidad del dólar. En Barclays proyectan un tipo de cambio de 18.90 para el cierre del tercer trimestre, y el cierre del año en 19.
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