Con la reactivación del mercado interno, el turismo, así como un impulso desde Estados Unidos en materia de exportaciones y envío de remesas , la economía mexicana logró normalizarse en 2022 luego de los peores episodios de la pandemia por Covid 19, alcanzando un crecimiento de 3%.

El dato corresponde a la estimación oportuna de Inegi que dio a conocer esta mañana de martes INEGI, en donde con detalle se observa crecimientos en todas las actividades a nivel anual: las primarias, o agropecuarias, crecieron en 2.8%; las secundarias o industriales en 3.2%; y las terciarias o comercio en 2.7%.

Vale recordar que durante la primera parte del año economistas y analistas del mundo financiero consideraban que el crecimiento para el 2022 sería mucho menor, por casi la mitad, debido a una muy anticipada proyección de que la economía estadounidense desaceleraría ya desde el tercer trimestre, así como por el impacto de las altas tasas de interés, entre otros choques por las tensiones geopolíticas que han afectado a la economía en el mundo.

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Sin embargo, la recuperación del mercado interno tomó fuerza, siendo un motor igual de importante que la demanda externa para la economía mexicana -toda vez que Estados Unidos no mostró esa desaceleración anticipada- y el dinamismo del tercer trimestre sorprendió al alza, lo que provocó una ola de ajustes al alza.

Y durante el cuarto trimestre el dato positivo se mantuvo: de acuerdo con los datos de INEG el Producto Interno Bruto (PIB) tuvo un crecimiento anual de 3.6%; aunque si se compara con el tercer trimestre anterior inmediato el crecimiento es menor en 0.4%.

Durante los últimos meses del año entre octubre y diciembre el crecimiento más fuerte provino por parte de las actividades agropecuarias, mientras que la industria y los servicios apenas mostraron una variación positiva de 0.4 y 0.2%, respectivamente, en contraste con el tercer trimestre de 2022.

Desde noviembre, los datos de las actividades económicas empiezan a mostrar desaceleración, con una caída de 0.5% en contraste con octubre, lo que reflejaría ya las presiones en consumidores por las altas tasas de interés y la inflación que rondó el 8% al cierre del año. 

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Estos datos generan preocupación entre especialistas que proyectan que 2023 sea un año mucho más complicado, eso en medio de un intenso debate sobre si Estados Unidos caerá en recesión al cierre del año y lo mismo la Unión Europea, en un entorno de una política monetaria restrictiva, lo que mantiene las proyecciones para el cierre del año por poco menos de la mitad de lo que la economía creció este año, alrededor del 0.8%.

Y hay estimaciones aún más pesimistas, como la de Bank of America que estima una caída de 0.5%, pues en su escenario contemplan un escenario recesivo para EU; un escenario que difiere del que plantea la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, desde donde además, afirman que las señales plantean una desaceleración menor en ambas regiones, afirmando que las mayores presiones para la inflación y por tanto los bancos centrales, se han estado diluyendo.