El impacto inflacionario que puede tener la iniciativa del gobierno para imponer aranceles a determinados productos provenientes de países asiáticos es minimizado públicamente por Hacienda, que habla de un efecto de una sola vez y de apenas unas décimas. Puertas adentro, en la Secretaría de Economía y entre economistas consultados, admiten preocupación por sectores sensibles como textiles, calzado y electrodomésticos, donde la dependencia de importaciones asiáticas podría traducirse en aumentos significativos de precios.
"Será de una sola vez y no superará las dos o tres décimas", apuntó el Secretario de Hacienda Edgar Amador en la conferencia de prensa en la que presentó el paquete económico.
Ese optimismo es compartido por Marco Oviedo, estratega senior de XP Investments, quien recordó en diálogo con LPO que en Estados Unidos, que impuso aranceles mucho más amplios, el impacto inflacionario fue tenue. "Porque al final del día hay sustitutos, algunos productores absorben parte del costo y, en caso de que se traspase al consumidor, este aumento sería de una sola vez".
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Oviedo explica que el verdadero punto a seguir es qué productos están dentro de la canasta del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que es el que mide la inflación. Si los bienes gravados no forman parte de la canasta que sigue el INPC, el efecto en la inflación será prácticamente nulo; si sí están, depende de qué tanto se encarecen y de si hay sustitutos locales que amortigüen el golpe.
Adriana García, economista en jefe de México, ¿Cómo Vamos?, coincide: "Sí va a haber un efecto en el nivel de precios, pero es importante entender que será el encarecimiento de productos de una sola vez. No se prevé que vaya a crear una espiral inflacionaria". La economista recuerda que este año México ya impuso aranceles al calzado y a algunos textiles y el impacto en la inflación fue "casi nulo".
Pero Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, advierte que el impacto puede ser mayor. Señala que en vestido y calzado se gravarán productos finales e insumos intermedios que, sumado al aumento estacional de alimentos frescos a fin de año, la inflación podría subir hasta un punto porcentual entre finales de 2025 y principios de 2026. Además, son bienes que consumen principalmente familias de bajos ingresos, por lo que el golpe sería desigual.
Dalia Toledo, directora de Finanzas Públicas en Ethos, coincide en que las empresas suelen trasladar estos costos al consumidor final y advierte que la automotriz, la siderúrgica y la textil son industrias que podrían resentirlo con fuerza por su peso en el PIB y su dependencia de importaciones asiáticas.
Por ahora, Hacienda promete un efecto controlado y de corto plazo, pero la duda no cesa: si los precios suben más de lo previsto, el golpe podría sentirse justo cuando la economía se prepara para arrancar el 2026.
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