"Se preguntarán ustedes por qué está el secretario de EconomÃa en un evento como éste a unos dÃas de la presión arancelaria que tenemos. Bueno, en primer lugar les dirÃa: hay que tener sangre frÃa. Don't panic. Vamos a salir bien". Con estas palabras, Marcelo Ebrard abrió la conferencia de prensa de este martes en el evento "México IA. Inversión Acelerada", que busca posicionar al paÃs como un hub regional soberano de inteligencia artificial y tecnologÃa avanzada.
Ebrard sintió la necesidad de justificar su presencia dado que quedan cada vez menos dÃas por tachar en el calendario hasta el 1 de agosto, la fecha lÃmite que impuso Donald Trump para que entren en vigencia los aranceles del 30% a las importaciones mexicanas.
"Han sido negociaciones muy complejas. Mi perspectiva es optimista, pero tenemos que esperar a las decisiones que tome el presidente Trump con su equipo", explicó ante la insistencia de los periodistas.
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El ambiente que Ebrard eligió para pronunciarse unos dÃas antes del anuncio formal del resultado de las negociaciones- prometió que será el jueves por la tarde o viernes- no parece casual.
El análisis de la aplicación de aranceles hasta el momento deja entrever la posibilidad de un giro estructural en el patrón exportador mexicano, con una industria tecnológica, especialmente de fabricación de equipos de cómputo, que poco a poco podrÃa desplazar al sector automotriz como principal motor de las exportaciones a Estados Unidos.
El impacto real de los aranceles en las exportaciones mexicanas
En las negociaciones, México jugó una de las cartas que LPO habÃa adelantado hace una semana: demostrar que la histórica integración comercial entre ambos paÃses, cuya inercia hizo que continuara el intercambio a pesar de la incertidumbre, fue uno de los grandes amortiguadores que evitó el colapso que analistas preveÃan para la economÃa estadounidense a principios de este año. "En una reciente conversación con mi contraparte de Estados Unidos le decÃa yo, somos tu importador número uno y también cuenta lo que nosotros queremos", resumió Ebrard.
Según datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos recuperados por expertos del Banco Base, en mayo de este año el 83.92% de las importaciones desde México entraron libres de arancel. El arancel promedio efectivamente cobrado fue de 4.34%, muy por debajo de aquel 18.75% que se estimaba en función de las reglas de juego que Trump viene cambiando desde inicios de año.
El capÃtulo de automóviles y autopartes enfrenta un arancel del 9.32%, mientras que el de exportaciones de computadoras pagó un arancel casi simbólico del 0.15%
La diferencia, explican desde Base, sugiere una aplicación estratégica de los aranceles, más que estrictamente recaudatoria. Y debe leerse en clave geopolÃtica: en medio de la disputa con China, Estados Unidos busca reconfigurar sus cadenas de suministro y reducir su dependencia del gigante asiático, favoreciendo a socios como México en productos clave como los tecnológicos.
De los 98 capÃtulos arancelarios, solo 15 enfrentan tasas por encima del promedio, mientras que 31 pagan menos de 0.1%. El capÃtulo 87, que agrupa automóviles y autopartes -con una participación de casi el 24% en las exportaciones mexicanas a EU-, ya enfrenta un arancel del 9.32%, con ciertas subpartidas que superan el 16% de carga impositiva. Esto no es gratis para la economÃa productiva mexicana y explica, en parte, la caÃda del 6.4% en las exportaciones de autos en el primer semestre del año.
En contraste, el capÃtulo 84, dominado por exportaciones de computadoras (CPU), representó el 25.9% de las ventas totales a EU y pagó un arancel casi simbólico del 0.15%, apuntando a un posible cambio estructural en el perfil exportador de México.
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Este giro en el patrón exportador podrÃa estar abriendo una "nueva etapa" para la economÃa mexicana, advierte el informe. En él se señala que el desplazamiento del sector automotriz como principal capÃtulo exportador -tras once años de liderazgo- por el capÃtulo 84, apunta a un fortalecimiento de la industria mexicana de fabricación de equipo de cómputo.
Esta transición, además de amortiguar el impacto de los aranceles sectoriales, podrÃa dar pie a una segunda ola de nearshoring, más enfocada en sectores intensivos en tecnologÃa que en manufactura tradicional.
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