El secuestro de cuatro ciudadanos estadounidenses (y posteriormente el asesinato de dos de ellos), el pasado viernes 3 de marzo, desató una crisis bilateral entre México y Estados Unidos que está teniendo repercusión hasta estos días.

Según las investigaciones, sicarios secuestraron a los ciudadanos estadounidenses cuando conducían en una minivan con matrícula de ese país hacia Matamoros, a las 11:45 horas.

De acuerdo a un reporte del FBI, los secuestradores abrieron fuego en contra del vehículo antes del secuestro y, al quedar grabaciones en video del momento del plagio, el caso tomó revuelo en la prensa de aquél país.

Ello fue aprovechado por algunos congresistas republicanos, como Dan Crenshaw, quien presentó días antes una iniciativa para declarar terroristas a los cárteles mexicanos de la droga y permitir el uso de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para combatirlos en territorio mexicano.

A partir de allí en redes sociales han corrido dimes y diretes en todas formas y sentidos, desde el Gobierno de México, pasando por internautas y también teniendo respuestas del otro lado de la frontera.

El Presidente Andrés Manuel López obrador tomó la bandera de la soberanía nacional para no dejar de mencionarla en todos sus discursos desde Palacio Nacional, lo cual tiene sentido, sin embargo es impensable que la propuesta de Crenshaw pueda aplicarse simplemente porque viola todo principio de derecho internacional.

Además el discurso de López Obrador ha estado plagado de verdades a medias -por no decir que falsedades- que en poco ayudan para la lucha contra las drogas en México, especialmente el fentanilo, como que en México no se produce esta sustancia ni se consume.

Apenas en febrero el Ejército mexicano anunció que se había incautado en Sinaloa de más de medio millón de pastillas de fentanilo en lo que denominó el mayor laboratorio de drogas sintéticas descubierto hasta esa fecha.

Lo anterior no sólo desmiente al propio López Obrador, sino también a los republicanos que acusan que en México no se realizan acciones en contra del tráfico de esta droga, además de que también existen reportes periodísticos de la existencia de laboratorios productores de la droga en territorio estadounidense.

Sin embargo, lo cierto es que toda esta palabrería no abona en nada al combate del tráfico de fentanilo, pero resulta muy redituable para el escándalo.

El narcotráfico es un problema muy complejo que debe atacarse de una manera integral, no con diatribas, pero tampoco con discursos falaces que a final de cuentas terminan evidenciando a quien las profiere.

Es claro que la estrecha relación y cooperación entre México y Estados Unidos es clave para el combate a este flagelo que ha dejado más de 100 mil muertes de estadounidenses en 2021, por ello resulta necesario y urgente dejar atrás los discursos inútiles y atender las causas reales.

¿Cuánto tiempo pasará para que esto suceda? Ya se verá...

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