La madrugada fue frenética para los senadores del PAN. Marko Cortés confirmó su dirección descendente que se inauguró en las elecciones de junio y se ratificó en la madrugada de este miércoles cuando Miguel Ángel Yunes se asoció con Morena para aprobar la reforma judicial.
Quienes estuvieron cerca de Cortés hablan de una llamada desesperada en mitad de la noche con destino a la Corte Suprema para comenzar a hablar de que el máximo tribunal frene la reforma judicial en el mismo esquema aplicado a la reforma eléctrica: exponer irregularidades en el trámite legislativo.
La respuesta de un ministro fue violenta e incluyó el reproche que anoche dominaba la casona de Xico: ¿Por qué Marko le dio todo a los Yunes en Veracruz? Las explicaciones son, como suele suceder, de corte inconfesable.
Ayer cuando el senador Cortés recordaba en el pleno todas las veces que intervino por la familia Yunes en cuestiones electorales, el exgobernador susurraba a sus nuevos aliados morenistas: "Habla como si todo eso nos hubiera salido gratis".
El PAN sale muy herido de la aprobación de la reforma y Cortés se confirma como el mandamás de un desastre. Como suele suceder en su caso, además, siempre la culpa está en otro lado. Anoche quienes lo escucharon cuentan que el culpable era Alejandro Moreno Cárdenas.
Según el relato de Marko, el dirigente del PRI iba a acordar el pasado martes con el Gobierno, pero pidió demasiadas cosas a cambio de los votos del PRI y de ahí cerro filas contra la reforma. Eso generó que el Gobierno concentrara sus baterías en el PAN y de ahí el desenlace ya conocido.
Ayer por la tarde, cuando el giro de los Yunes ya estaba consumado, todavía Marko esperaba que el Gobierno quebrara la voluntad de Alito y así toda la oposición sufría el golpe al mismo tiempo y repartía culpas por igual. Pero el final es desastroso: el PRI resistió y MC siempre se podrá escudar en la presunta detención irregular de su senador ausente.
Por estas horas varios senadores panistas, varios con aspiraciones electorales, se preguntan cuál es el futuro en una marca que arranca el sexenio con su imagen tan desprestigiada. De ahí que aparece la tentación de MC.
Ricardo Anaya tiene una gran relación con Dante Delgado, que lo visitaba en su exilio en EU. A Dante le gustaría sumar a Anaya a su partido y cree que el excandidato presidencial podría llegar con algunos compañeros de bancada y así robustecer el bloque en la Cámara Alta.
El problema del cálculo es el exsenador Damián Zepeda, a quien Dante rechaza pero que es amigo de Anaya y que pudiera funcionar como su avanzada hacia MC.
A Dante le funcionaría además sumar a Anaya porque le aportaría un poco de vibración a la construcción del proyecto nacional de MC, que hoy por hoy solo tiene en el horizonte a Pablo Lemus, que debe ratificar en tribunales su triunfo en Jalisco.
Otra posibilidad que también se menciona es la de un bloque de senadores sin partido aunque se conoce que en esa dirección las posibilidades de competir a futuro son menores.
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