En los próximos meses, el oficialismo vivirá dos definiciones importantes. La primera la conformación del gabinete de Claudia Sheinbaum Pardo y, a la vez, el devenir de las autoridades de Morena, luego de que Mario Delgado y Citlali Hernández se preparen para abandonar sus funciones. En este escenario, el presidente del partido guinda en la CDMX, Sebastián Ramírez, también espera recibir una oferta para sumarse al gobierno federal y, de esta manera, el partido podría enfrentar una incierta sucesión.

Como relató LPO, la dirigencia de Morena se encamina hacia una renovación que se prevé que suceda entre agosto y septiembre, momentos antes de la asunción de Claudia Sheinbaum como presidenta. Una vez que la comandancia federal se renueve, será el momento de las representaciones estatales, entre ellas, por ejemplo, la de la CDMX, que se prepara para suceder a Sebastián Ramírez como presidente ante un posible desembarco en la función pública.

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La actualidad del partido guinda en la capital es curiosa porque su presidente, Sebastián Ramírez, espera un ofrecimiento por parte de la exjefa de Gobierno para trabajar en el gobierno federal como ya lo hizo en la CDMX. Si esto sucede, deberá pedir licencia como lo indica el estatuto. Ante esto, debería asumir la secretaria general, Lourdes Paz, quien no podrá hacerlo porque en octubre asumirá como alcaldesa de Iztacalco. Este escenario obliga al partido a regenerar su estructura y nombrar nuevos liderazgos.

Según pudo saber LPO, no hay ningún nombre confirmado para llegar a la presidencia de Morena en la CDMX porque, por ahora, las prioridades son las sucesiones en los diferentes niveles de gobierno y la conformación de los respectivos gabinetes. Sin embargo, una figura que circuló entre las filas oficialistas es el de Catalina Monreal, quien recientemente perdió la alcaldía Cuauhtémoc en las elecciones de junio. A pesar de esto, desde su entorno lo niegan.

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Asimismo, fuentes oficialistas recordaron que el escenario que se avecina para el partido en la CDMX es similar al momento en el que asumió Tomás Pliego, quien no lo hizo a partir de una elección interna, sino como "delegado para presidente", es decir, una figura estatutaria que permite ocupar dicha posición de manera temporal hasta que se realicen elecciones formales, algo que podría ocurrir antes de los comicios de 2027. "Quien asuma no tendrá tanto poder, pero podrá manejar toda la estructura", le aseguró un dirigente a esta redacción.