La historia que se cuenta en la cúpula de Morena sobre la reelección de Enrique Graue en la UNAM se basa en un supuesto acuerdo como al que llegó la 4T con el Sindicato de Pemex: con tal de no bloquear el plan de AMLO para Petróleos Mexicanos, se palomeó de nuevo a un hombre de Carlos Romero Deschamps.

Fue así como llegó Ricardo Aldana Prieto como secretario general del Sindicato de Pemex. Y en términos similares, de acuerdo con esta versión, Palacio Nacional dio luz verde en 2019 a un segundo periodo de Graue Wiechers al frente de la Universidad Nacional, en medio de extrañas y agitadas manifestaciones juveniles que siempre atrajeron la atención del general Audomaro Martínez por los oscuros nexos de esos grupos.

En la UNAM, en opinión de los mismos morenistas, ese acuerdo podría invalidarse rumbo a noviembre. El cónclave de los 15 miembros de la Junta de Gobierno de la universidad de donde saldrá el nuevo rector no podrá evitar el proceso de la elección presidencial de 2024, con quien inevitablemente deberán colaborar aun cuando la Ciudad de México pueda vivir una transición en el partido en el poder.

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He ahí que los operadores de la 4T han sido activados. La favorita en la mayoría de las encuestas es también la Jefa de Gobierno de la CDMX y tiene fuertes vínculos con la UNAM, donde fue catedrática e investigadora y siempre activista universitaria. Por ello, Rosaura Ruiz ha despertado suspicacias a más de uno, luego de renunciar a la Secretaría de Educación capitalina y regresar a sus actividades académicas en Ciudad Universitaria. El objetivo sería buscar el empoderamiento del Grupo de Ciencia de la universidad.  

Los perfiles de la 4T son, en su mayoría, cercanos a la propia Claudia Sheinbaum: como el físico William Lee Alardín, la filósofa Rosaura Martínez (hija de Rosaura Ruiz) y, sobre todo, el sociólogo Imanol Ordorika, dirigente histórico del CEU, movimiento estudiantil al que perteneció Sheinbaum. Además de John Ackerman, alejando hoy de Morena pero cuyo sueño de protagonismo nacional siempre ha tenido como eje la Rectoría de la UNAM.

Con la polémica decisión sobre el plagio de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel, aliada de la 4T, y la posible sanción que tiene en suspenso su título de licenciatura e incluso su lugar en la Suprema Corte, el rector Enrique Graue podría mandar un mensaje de paz con el movimiento de AMLO. De lo contrario, si decide ir a la guerra, ya se acerca Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho. No es el único.

También el operador del exrector José Narro, el economista Leonardo Lomelí, secretario General de la UNAM. De aliarse Graue con alguno de ellos, representaría el fin del Grupo de los Médicos que han gobernado la Rectoría desde los noventa, y abriría el paso de nuevo al Grupo de los Abogados, en el cual por cierto ahora opera el senador Ricardo Monreal, uno de los temas que trató con Sheinbaum durante su visita al Antiguo Palacio del Ayuntamiento.