El jefe de Gobierno de la CDMX, Martí Batres, no atraviesa sus mejores días. Luego de haber logrado uno de sus principales objetivos políticos al gobernar la capital nacional, el exsenador observa con cierto desánimo el futuro de la ciudad al no haber logrado colocar a figuras de su círculo más cercano en posiciones importantes de poder para mantener influencia de cara al futuro.
Como relató LPO antes de las elecciones de junio, Martí Batres jugó una serie de cartas políticas para mantener influencia y poder en la capital nacional. Una de ellas, por ejemplo, fue su esposa Daniela Cordero Arenas, a quien intentó candidatear como primera diputada plurinominal. Algo que, finalmente, no ocurrió porque ese puesto fue para Néstor Núñez. Para peor, tampoco le consiguió un lugar en el gabinete de Clara Brugada, donde las figuras de su círculo no abundan.
Ulises Lara pierde fuerza y Sheinbaum piensa en impulsar a Bertha Alcalde para la Fiscalía de CDMX
Otro problema para el jefe de Gobierno estuvo en Coyoacán, donde su candidato, el diputado Gerardo Villanueva, tampoco fue candidato ante la boleta que encabezó Hannah de Lamadrid. Asimismo, diversas fuentes de Morena aseguran que también intentó colocarlo en el próximo gabinete de Clara Brugada, pero también sin éxito. Algo similar ocurrió en Gustavo Madero, donde Martí Batres jugó para César Cravioto, lo que lo distanció del entonces alcalde y ahora futuro senador Francisco Chíguil.
El escenario de Cravioto es curioso porque, aseguran diversos sectores en Morena, logró posicionarse como secretario de Gobierno de Clara Brugada sin una directa influencia del propio Martí Batres. "Por primera vez mostró juego propio y distanciamiento", afirman en el partido guinda. Durante la campaña, reconocen en el partido guinda, su vínculo creció con la exalcaldesa de Iztapalapa, con quien formó una relación política fuerte e importante.
En Morena sospechan de fuego amigo contra Casarín y crece la tensión por Álvaro Obregón
La jugada del jefe de Gobierno también falló en Álvaro Obregón, donde apostó por su hermana Valentina y el candidato fue el delfín de Marcelo Ebrard, Javier López Casarín. Como detalló LPO, dicha elección fue impugnada por la oposición y es posible que se vuelva a realizar en diciembre con una nueva candidatura oficialista, por lo que Batres podría volver a intentar colocar a su hermana para por lo menos mantener alguna cuota de influencia.
Además, el futuro del propio Martí Batres no es el que deseaba. Según fuentes cercanas al futuro despacho presidencial, operó para liderar la Secretaría de Trabajo, pero finalmente Claudia Sheinbaum lo nombró director del ISSSTE, una oficina difícil de manejar y que no ostenta de mucha visibilidad ni influencia en el país y la CDMX. Es por esto que diversas fuentes sostienen que en el equipo del jefe de Gobierno hay malestar e incomodidad de cara al futuro que se avecina en la capital nacional.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.