
En una jugada que confirma el reacomodo interno de Morena rumbo a 2027, Marina del Pilar Ávila Olmeda se habría reunido con el exgobernador Jaime Bonilla Valdez, por instrucción directa de Claudia Sheinbaum. Así lo aseguraron fuentes de LPO en Palacio Nacional, buscando apuntalar una elección clave para el oficialismo.
Aunque el dato circulaba desde hace días, fue la propia mandataria bajacaliforniana quien terminó por confirmar, en corto, la reunión con Bonilla. Y si bien la noticia sorprendió a medios de comunicación, adquiere nueva relevancia al saberse el trasfondo del encuentro: una petición directa de Sheinbaum en el contexto de una debilitada Marina, cuya proyección hacia 2027 se ha erosionado por factores tanto internos como externos.
Entre ellos, dos temas han afectado especialmente su posicionamiento: el escándalo mediático que involucra a su esposo, Carlos Torres, y el retiro de su visa estadounidense. Ambos elementos han minado el aura de invencibilidad que rodeaba a la gobernadora en un estado donde Morena ha arrasado en las últimas elecciones, por lo que en este nuevo escenario, los respaldos ya no son un lujo, sino una necesidad.
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La reunión con Bonilla, figura con la que Marina ha tenido un historial de confrontaciones, representa no sólo un viraje estratégico, sino una señal de que el terreno político en Baja California se está reconfigurando pues que Sheinbaum haya pedido expresamente el acercamiento confirma que el control de Morena en el estado será una prioridad federal en el próximo ciclo electoral.
Porque aunque la oposición en la entidad sigue sin cabeza visible, con un PAN debilitado y sin cuadros competitivos, más allá de figuras marginales como el comunicador Gustavo Macalpin, la verdadera disputa se juega dentro de Morena. Y es ahí donde Bonilla vuelve al tablero con una paciencia que ha demostrado rendir frutos.
En efecto, lo que antes parecía una carrera sencilla para Marina del Pilar hacia el 2027, hoy se complica por las pugnas internas por lo que viejos grupos dentro de Morena anticipan el fin del marinismo y ya tejen alianzas, preparando el relevo.
La gran incógnita es si Morena podrá repetir un nuevo carro completo en 2027 con un liderazgo local desgastado, heridas internas abiertas, y viejos enemigos reconciliándose a la fuerza.
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