
Los aranceles de Donald Trump ponen en riesgo el tratado comercial más grande del mundo y obliga a México a buscar nuevas opciones para su mercado extranjero. |
La forma de hacer comercio, principalmente en Norteamérica, no podrá ser la misma durante y después del segundo gobierno de Donald Trump.
La polÃtica exterior de Estados Unidos, bajo amago arancelario, tendrá efectos de largo plazo en la integración de las cadenas productivas del mundo, especialmente con México y Canadá.
Es decir, ¿Con qué confianza las empresas pueden llevar a cabo sus planeaciones anuales, trimestrales, mensuales, si el presidente del mercado más grande del mundo ejecuta constantemente serias amenazas con repercusiones transversales?
En este contexto, los tres socios del tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se alistan para tener la primera revisión de este acuerdo, programada para 2026. Una revisión que inicialmente deberÃa ser para ponerse de acuerdo en algunos temas pendientes, y que podrÃan abrir pauta para proponer mejoras. Sin embargo, el tono hostil de la polÃtica comercial de Trump pinta para que se haga una completa renegociación que podrÃa culminar en un rompimiento que, en el mejor de los casos, darÃa pie a un acuerdo bilateral entre México y Estados Unidos.
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¿En qué se basa este escenario? Recordemos que, desde la primera campaña en 2017, el mismo Trump se ha pronunciado en contra de la naturaleza trilateral del acuerdo comercial más grande del mundo, que nació en 1994 con la firma del TLCAN, argumentando desequilibrios importantes con ambos socios.
Trump, quien no contaba con el apoyo polÃtico y empresarial que hoy tiene durante su segundo mandato, aceptó un nuevo acuerdo: el T-MEC, que entró en vigor en julio de 2020 y que conservó la esencia de su primera versión, pero incorporando herramientas para enfrentar una nueva realidad tecnológica y de mayor integración global.
Sin embargo, al inicio de su regreso a la Casa Blanca la realidad es otra. La reconfiguración de la logÃstica mundial por la pandemia de Covid-19, y la guerra en Ucrania, que evidenció el enorme riesgo para las economÃas europeas de depender del suministro del gas ruso, revivieron la necesidad de cerrar fronteras e impulsaron polÃticas de proteccionismo comercial y de producción nacional, mismas que ha sabido aprovechar Trump para levantar muros, no solo polÃticos sino también económicos.
A pesar de que el mundo no ha terminado de aprender a leer al mandatario estadounidense, en materia comercial es importante navegar bajo el escenario menos optimista. La diversificación de proveedores y destinos de exportación será esencial en la segunda era de Donald Trump.
AhÃ, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum tendrá un papel fundamental. Es necesario que se ayude a las empresas exportadoras de México a aprovechar nuevos destinos. Sabemos que México es el paÃs que tiene más acuerdos comerciales en el mundo. Es imprescindible que se haga valer esta red de tratados a través de la SecretarÃa de EconomÃa, que dirige Marcelo Ebrard. No todo es Estados Unidos.
AsÃ, la pregunta es necesaria: ¿Qué tanto puede soportar el tratado comercial de Norteamérica la voluntad de un solo hombre? Lo cierto es que el T-MEC terminarÃa, de facto, el primer dÃa en que EU imponga sus aranceles, pues poco van a importar los antecedentes de estas sanciones comerciales que México lleve a la mesa durante la revisión.
Entonces, ¿Ya podemos comenzar a hablar de que se acerca el final de T-MEC o aún no estamos listos para esta conversación?
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