
La incertidumbre pasa factura a empresas y gobierno |
Un empresario de muy alto nivel del sector automotriz me dijo que pocas veces en su carrera habÃa enfrentado una incertidumbre tan ‘espesa' como aquella que viven actualmente con la polÃtica económica del Estados Unidos de Donald Trump, los temas internos de México, y cómo hoy la integración comercial de Norteamérica, el mercado más grande del mundo, pende de un hilo.
El costo que ha tenido esta incertidumbre ha sido profundo para las empresas, y poco a poco comienza a reflejarse en las mesas de las familias mexicanas. Basta mirar algunos datos para digerir esa realidad.
En febrero se reportó una pérdida de casi 277 mil puestos de trabajo, con lo que la tasa de desocupación del INEGI subió a 2.65% (de 2.62% en enero). Estos números indican que por un lado, los empleadores han tenido que ajustar sus gastos fijos ante el riesgo de menores ganancias por alguno de los factores arriba citados. Por otro lado, pega en el bolsillo de los trabajadores y alienta a la ya de por sà descontrolada informalidad.
Y es que la situación no es para menos. Pongámoslo de esta forma. Para manejar en una carretera es necesario tener completa visibilidad de lo que ocurre no sólo al frente del vehÃculo, sino también alrededor del camino. Hacerlo en la lluvia lo complica, pero hay forma de mantener una velocidad constante; sin embargo, si a esto agregamos niebla, nula iluminación y falta de señalamientos, es prácticamente imposible avanzar. Asà es hoy el mundo empresarial.
¿Exagero? De acuerdo con la más reciente encuesta sobre el ánimo de invertir realizado a los socios de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el llamado sindicato patronal que lidera Juan José Sierra, tan solo el 38% de los dueños de las empresas considera que este es un buen momento para invertir, un nivel de desánimo que no se registraba desde la pandemia de Covid 19, y que contrasta fuertemente con el 51% registrado en la misma encuesta del año pasado.
Por lo general prefiero ser optimista sobre las perspectivas económicas. Estoy convencido que una economÃa tan grande y multifacética como la mexicana no se puede detener con facilidad. Sin embargo, esa narrativa no se sostiene sin datos.
El panorama no es bueno. El gasto público, que al menos durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador habÃa sido uno de los motores más importantes de la economÃa, retrocedió 17% anual en el primer bimestre del año, su mayor caÃda desde 1991.
La conclusión de las grandes obras de infraestructura han impactado los indicadores de la industria de la construcción, que tan solo en enero, sufrió un descalabro de 19% contra el mismo mes del año anterior, acumulando nueve meses de caÃdas consecutivas, debido en gran medida a las pocas contrataciones del sector público, que a diferencia del gobierno anterior, no deslumbra por grandes obras insignia, salvo la extensión de la red de trenes de pasajeros, y algunas plantas de generación eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Los mensajes de calma por parte de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum han sido positivos, sin duda han contribuido a que la situación sea algo menos complicada. La extensión de los plazos para iniciar la Guerra de Aranceles con Estados Unidos por el simple respeto que le tiene su contraparte estadounidense, ha sido reconocido incluso por sus opositores; sin embargo, estos destellos solo han sido paracetamoles en una situación que se avizora de terapia intensiva.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.