
Lula orienta su perfil como lÃder global y refuerza la narrativa de "Brasil de vuelta" para dotar de musculatura su futuro gobierno y aislar las intentonas golpistas del bolsonarismo. |
Lula puso en marcha este noviembre una operación midiática y polÃtica (valga la redundancia) que sirvió tanto para lucirse como estadista ante lÃderes globales como para frenar los intentos golpistas del candidato derrotado en las elecciones presidenciales.
En la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP-27), Lula desde un lado se dejó fotografiar con indÃgenas y activistas medioambientales, y desde otro lado reunió con el Presidente de Portugal Marcelo Rebelo de Souza, con el enviado especial de los Estados Unidos John Kerry y con alto representante de China para el clima Xie Zhen Hua. El gobierno de Egipto incluso le extendió una invitación y le pagó el hospedaje.
Además, la sala donde Lula dio su conferencia se colmó. En dicha ocasión, anunció al mundo que "Brasil está de vuelta". Una manera de diferenciarse de su antecesor, que nunca asistió las cumbres del clima. De hecho, cree Bolsonaro que el cambio climático no existe.
Bolsonaro ganó la batalla cultural
TodavÃa en su discuso en la COP27, Lula afirmó que "no hay seguridad climática en el mundo sin una AmazonÃa protegida". Una vez más, la idea es diferenciarse de Bolsonaro. Los incendios florestales en la Amazonia brasileña fueron un nodo de tensión en las relaciones entre el Brasil de Bolsonaro y la Union Europea (con quién se negocia un mega acuerdo comercial) y los Estados Unidos, principalmente los Demócratas.
Lula busca posicionarse cómo alguien capaz de solucionar el problema, o por lo menos de poner a dialogar las muy distintas voces en esta mesa donde el cambio climático, Amazonia y exportaciones de soja y carne brasileñas se mezclan. Bolsonaro nunca se sentó en esta mesa. En verdad, el todavÃa presidente de Brasil fue un vocero de los exportadores de carne y soja pero jamás tuvo dialogo con ambientalistas, indÃgenas ni mucho menos gobiernos extranjeros.
La polÃtica es la imagen, pero también la capacidad de influenciar el mundo real. La imagen de estadista que Lula buscó proyectar en Egipto tuvo éxito. La derecha brasileña no estarÃa de acuerdo, pero hay que alejarse un poco del zoom para mirar la imagen. En cuanto a cambiar la realidad, queda por ver si los grandes discursos en la cumbre del clima significarán algo.
Lula propusó que la COP en 2025 se realize en la Amazonia brasileña pero, como reveló LPO, le abrirá un frente de tensión con los militares. Además, mencionó la idea de fortalecer a la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), órgano multilateral que congrega los ocho paÃses de la cuenca Amazónica. La OCTA no tiene mayor efectividad y funciona en una pequeña oficina en BrasÃlia.
Lula será cobrado por eso en su gobierno, que tendrá que bajar la deforestación de la Amazonia a la vez que logre más inversiones para esta región. En cuanto a la OCTA, queda por ver si hay apetito en la región para más organos regionales que funcionan poco, como sucede con el Mercosur y como fue con la extinta Unasur.
"Lula puede reposicionar a Brasil como mediador entre las grandes potencias"
La cumbre en Egipto llegó al final con un acuerdo histórico, en el que los paÃses ricos -liderados por los Estados Unidos- se pusieron de acuerdo a pagar a los paÃses pobres un fondo para financiar "pérdidas y daños" causados por el calentamento global. Los paÃses ricos se resistian hace treinta años a adherir a esta antigua demanda de los paÃses pobres. Esa ha sido una victoria diplomática para lÃderes latinoamericanos como Lula, Gustavo Petro y Gabriel Boric que planteaban este tema. Si el fondo funcionará en los hechos queda por ver, pero ha sido una victoria diplomática.
Sin embargo, en la prensa brasileña el tema más citado fue el hecho de que Lula viajó en el avión privado de un empresario dueño de una de las empresas de salud privadas más grandes de Brasil. El empresario fue preso en su momento por financiación ilegal de la campaña electoral de un antiguo rival del PT de Lula, el PSDB - partido de centro-derecha que actualmente es un partido pequeño en el Congreso.
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