El Centrão es el bloque que domina la polÃtica brasileña desde la vuelta a la democracia en 1989. Pase lo que pase en las elecciones de octubre, seguirán controlando el Congreso. |
En Brasilia, los operadores polÃticos ya saben quien será el vencedor de las elecciones de Octubre. No será ni la alianza de la izquierda de Lula con la centro-derecha expresada en la formula con el ex gobernador paulista Geraldo Alckmin, ni tampoco la propuesta del populismo de extrema derecha de Jair Bolsonaro. El vencedor de las elecciones en Brasil será el influyente grupo de diputados y senadores conocido como Centrão.
El Centrão es el bloque de partidos conservadores que domina la polÃtica brasileña desde la vuelta a la democracia en 1989. Ese bloque ha sido la bisagra del sistema polÃtico brasileño, apoyando a todos los Presidentes de la joven democracia brasileña - tanto los de izquierda como los de derecha.
No es un bloque formal, con programa, sino que actúa adentro del Congreso cambiando apoyo parlamentario por espacios en la gestión del gobierno y en el presupuesto de la nación.
Bolsonaro le da poder al Centrao y genera tensiones con los militares
Sea Lula o Bolsonaro el ganador de las elecciones presidenciales (hay probabilidad de 70% de chances de victoria de Lula), el Centrão seguirá barajando las cartas en el Congreso y tendrá asiento en Ministerios y empresas públicas en 2023. El Centrão tiene hoy el 69% de los escaños en Cámara de Diputados y en las últimas elecciones para las legislaturas estatales, ganó el 56% de las bancas en 2018, mientras que en 2020, obtuvo el 70% de los concejales y alcaldes en las elecciones municipales.
Su ideologÃa es la del poder y el pragmatismo. Ese no es un juicio moral, sino que una constatación de la realidad. La fortaleza del Centrão se halla precisamente en que su plasticidad ideológica le permite estar con cualquier gobierno.
El actual Presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, uno de los referentes del Centrão y aliado estratégico de Bolsonaro, se refirió al bloque como la "fuerza moderadora". Es decir, según Lira, el Centrão es el arbitro de la polÃtica brasileña.
El partido de Lira se llama Progressistas pero irónicamente su genealogÃa remite a la década del 70, a la Alianza Renovadora Nacional (ARENA), el partido polÃtico creado por la dictadura militar para brindarle apoyo civil. Progressistas apoyó los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), donde puso directivos en Petrobras, empresa estatal clave de Brasil.
Es imposible gobernar Brasil sin el apoyo de los diputados federales y senadores de los múltiples partidos que componen el Centrão producto de un sistema de partidos hiperfragmentado. Hoy, son 23 partidos con representación parlamentaria, por ende la formación de mayorÃas se hace extremadamente difÃcil. El partido más grande en el Congreso actualmente es el Partido Liberal del Presidente Bolsonaro, (los nombre de los partidos tienen poca importancia), que tiene el 15% de las bancas en Cámara de Diputados.
En la primera elección presidencial de Lula da Silva en 2002, el vice en la fórmula era del mismÃsimo Partido Liberal -en aquel entonces, el mega empresario textil José Alencar-. El PL tuvo miembros del partido en empresas públicas durante el gobierno petista justamente porque, como he dicho antes, la ideologÃa que guÃa es el poder y el acceso al Estado.
El Centrão soluciona el problema de la formación de mayorias legislativas con una formula sencilla: garantizar estabilidad polÃtica y evitan un juicio polÃtico a cambio de espacio en la burocracia gubernamental y acceso a recursos públicos.
La pelea de militares y polÃticos para poner el candidato a vice divide al gobierno de Bolsonaro
Un claro ejemplo de ello es que en 2021, en las negociaciones del presupuesto de la nación, el redactor del proyecto de ley del presupuesto, el senador Marcio Bittar, del amazónico estado del Acre creó una nueva partida en la que él personalmente pasó a distribuir R$ 3 mil millones (U$ 550 millones) del presupuesto de manera absolutamente discrecional.
Según la ley brasileña, los diputados y senadores tienen derecho, cada uno, a un tope de R$ 8 millones para elegir proyectos que deban recibir plata del presupuesto, con la salvedad que hay una serie de reglas que deben seguir los proyectos elegidos.
La innovación del Senador Bittar -un aliado muy cercano a Bolsonaro- fue crear un fondo en el presupuesto, libre de la fiscalización de los organismos de control. El mecanismo creado era tan opaco que los periodistas del diario O Estado de São Paulo que descubrieron el caso, le dieron el apodo de "presupuesto secreto". La Suprema Corte dictó que el Congreso debiera trasparentar dicha información, lo que no ha sucedido hasta la fecha.
La bolsa de fondos públicos del presupuesto federal distribuÃdo por el Senador Bittar, en cooperación con el Presidente de la Cámara de Diputados Arthur Lira, es la manera de financiar la campaña electoral de sus grupos polÃticos y de los partidos del Centrão en este 2022. Los diputados y senadores que votan en favor del gobierno, acceden a suculentos recursos del presupuesto para transferir a sus bases electorales en el territorio.
Esos recusos son transferidos, por ejemplo, para municipalidades donde el alcalde es familiar del diputado o sirven para comprar tractores para cooperativas en zonas rurales u otros recursos para el territorio. En resumen, los polÃticos que tienen mandato logran competir con muchos cuerpos de ventaja en comparación con sus adversarios.
El control que el Centrão ejerce sobre los recursos estatales, viene a cambio de no molestar Bolsonaro ante sus reiteradas teorÃas de la conspiración sobre fraude electoral y va a posibilitar que este bloque siga siendo hegemónico en el Congreso en 2023.
El Centrão tiene algunas referencias latinoamericanas. En Colombia les dicen "mermelada" al cambio de prebendas por apoyo polÃtico. Los partidos del Centrão copan el Estado y se presentan ante la sociedad como los proveedores de bienes públicos. En eso, se parece a los Colorados en Paraguay o al antiguo PRI en México.
También hay similitudes con Argentina donde las organizaciones sociales tienen incidencia precisamente porque ofertan algo que el Estado no provee, luego lo que no es derecho asegurado se vuelve un beneficio polÃtico. Esa lógica también opera en el quehacer del Centrão.
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