Llevamos años viendo cómo los nombres de las personas que dirigen nuestro destino ciudadano se repiten una y otra vez. Personalmente, siempre consideré que los polÃticos son aquellos a quienes uno pelea a la distancia por las decisiones que incumben a la totalidad de la población.
Hoy sabemos que sólo con votar y opinar en charlas de café no alcanza: hace falta participar, involucrarse para cambiar el rumbo.
Datos oficiales indican que la mayor concurrencia a las urnas se dio en 1983, con el retorno de la democracia más del 85% de la población acudió a participar e involucrarse en el proceso electoral. Sin embargo, con el correr de los años este interés ha ido variando en una tendencia descendente resultando las últimas 2 elecciones las de menor participación histórica, con menos del 68% en las PASO de 2021 y poco más del 71% en las generales del 2021.
Es evidente el desencanto ciudadano con la polÃtica y el desgaste de los discursos llenos de promesas -pero carentes de proyectos- han terminado por agotar una relación que deberÃa ser simbiótica. La capacidad transformadora de la polÃtica, bien aplicada, permite mejorar la calidad de vida de las personas. Es un trabajo que requiere voluntad y esfuerzo, pero también conexión con la realidad que afecta a diario a los sectores más vulnerables.
Mi experiencia en el sector privado me ha permitido generar soluciones a partir de necesidades que surgen como resultado de informes cuali- y cuantitativos. Aplicando esa lógica al ámbito público, podemos considerar que, a partir de los resultados de encuestas, estadÃsticas e información que maneja a diario el Estado, es posible determinar cuáles son los sectores más vulnerables que necesitan mayores oportunidades para alcanzar un crecimiento sostenido.
Sin embargo, faltan datos en salud, en educación, en todas las áreas de desarrollo. Tres años más tarde, hay miles de niños que no retornaron a clases luego de la Pandemia. ¿Qué pasa con el futuro de estos niños y jóvenes? ¿Cuál puede ser su proyecto de futuro si no les podemos dar educación? Menos aun cuando sabemos que más del 50% de los niños están bajo la lÃnea de pobreza, ¿cómo podemos generar un paÃs próspero si más de la mitad de nuestro futuro tiene las necesidades básicas insatisfechas?
Hoy, Argentina atraviesa un momento complejo y difÃcil. Las recetas que pudieron haber resultado años anteriores, ya no son eficaces. Estamos dirigidos por personas que el único trabajo que han tenido es en el sector público, no saben nada del sector privado. Hace falta experiencia y capacidad de gestión por fuera del Estado.
El trabajo de los funcionarios no debe limitarse a las próximas elecciones, hace falta capacidad, interés y compromiso en proyectos que quizás trasciendan la visibilidad electoral, pero que tengan un comienzo y un final con resultados provechosos para toda la comunidad.
Como ciudadano siento la necesidad de involucrarme y convocar a la sociedad a participar de las decisiones que son de todos, intervenir para cambiar la polÃtica y la realidad. Es necesario meter los pies en el plato para poder hablar con los polÃticos, mano a mano, pedirles que escuchen las demandas, de la población más allá de los resultados de una elección.
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