
La prisión de Cristina, el daño social de Milei, la intrascendencia de Macri y la supervivencia del propio Schiaretti. |
Juan Schiaretti llega al cierre de listas con una combinación de factores que -al menos en su mesa chica- son valorados como positivos para encarar una candidatura de diputado nacional por Córdoba; una posición menor para quien fue tres veces gobernador de Córdoba, pero indispensable si el objetivo es la "construcción de algo más grande" para 2027, con él en el centro (de la escena y del discurso).
Primero, es fundamental dejar en el asiento contable que lo importante para el peronismo cordobés es que la reelección de Martín Llaryora no se vea comprometida. Y en ese punto, Schiaretti ordena al peronismo porque le da un norte al "modelo cordobés" y un liderazgo nacional a su figura.
Ahora, los cuatro factores:
El primer factor es Cristina. El cumplimiento de su condena fue una fuerza centrípeta que dejó a Sergio Massa y Áxel Kicillof como sus aliados. El rechazo popular a la prisión "no fue masivo, no fue federal y estuvo aparateado por los gremios", una visión que cincurscibe al kirchnerismo al conurbano bonaerense. "Y si me apuran, a la tercera sección", se escucha entre los schiarettistas de la mesa chica. "Y habrá que ver qué pasa sin Cristina en la boleta y sin poder que ofrecer", apuntan.
El segundo factor es Macri. Diluído en lo político tras la derrota en Caba y con causas de corrupción en el horizonte, el histórico aliado de Schiaretti perdió fuerza e influencia. Su figura es tan rechazada como la de Cristina. Y en lo estratégico, sigue siendo el dueño del barco en el que puede navegar una alianza encabezada por Rodrigo de Loredo, aunque no más Luis Juez, ahora libertario. Entonces, Macri es fundamental para la premisa de no unificar a la oposición y poner en riesgo el 2027.
El tercer factor es Milei. El desempleo trepa y las provincias se empobrecen (y sus gobernadores pagan el ajuste). El éxito del plan económico sigue siendo una incertidumbre y el daño social aparece claro en las encuestas, que señalan que las mujeres rechazan mayoritariamente al Gobierno nacional. Pero lo más importante: en Córdoba, su territorio, Schiaretti es el único que podría ganarle a la lista del Presidente. Al schiarettismo le gustaría que la lista libertaria "pura" (sin Juez) sea encabezada por Franco Mogetta, quien ya se deshizo en elogios hacia su antiguo jefe, "el Gringo".
El cuarto factor es Schiaretti y su proyecto político. Invirtió demasiado tiempo y dinero en construir Hacemos por Nuestro País, su partido; y un rol de mecenas no convence a nadie. Hay presiones de sus socios para que "juegue": "Va a tener que jugar si no quiere defraudar a quienes apostamos por él", dice un aliado. Su acuerdo con Facundo Manes también abre un brecha en Córdoba, y deja en un lugar expectante para una eventual lista a la vicegobernadora Myrian Prunotto, quien en los últimos años estuvo cerca de Manes y hasta públicamente pidió sea Manes quien acompañe a Schiaretti como vice en 2023.
Si Schiaretti se acerca a los 30 puntos, aún perdiendo, podría quedarse con tres diputados nacionales; que se sumarían a los tres propios que seguirán en la Cámara Baja hasta 2027. El schiarettismo tiene expectativas de lograr bancas en Santa Fe (se renueva la de Mónica Fein y continúa Esteban Paulón, históricos aliados de Schiaretti), La Rioja y Tierra del Fuego. En esas provincias, Schiaretti sumó 9 puntos en la primera vuelta de 2023. Es una base que entusiasma al schiarettismo duro en la misión de conformar un bloque propio que sea un imán para quienes quieran subirse a un arca para atravesar el diluvio libertario (con Schiaretti como un Noé del centro).
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